El éxito de cualquiera país, gobierno, institución pública y privada, y de las diversidades de actividades, oficios y artes que realiza la persona humana está en vivir en el Orden. Porque el Orden lleva al éxito en tanto que el desorden lleva a la destrucción y al fracaso.
La frase "Cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa" es un refrán que aboga por el orden y la organización en todos los aspectos de la vida. Significa que cada objeto o tarea debe tener un lugar designado y que todo debe ser devuelto a su sitio una vez utilizado, lo que promueve la eficiencia, ahorra tiempo y fomenta un entorno más limpio y productivo.
El Orden es una virtud que nos ayuda a alcanzar metas, aprovechar mejor el tiempo y estar disponibles para quienes nos necesitan. Siempre acompañado de sus amigas la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza. El Orden no exige perfección, sólo pequeños hábitos buenos que generan grandes cambios.
Por el contrario el desorden, que es un vicio, perturba el orden y la disciplina de un grupo, de una reunión, de una comunidad de personas, de un país, de las instituciones y se manifiesta en desbarajuste, caos, desconcierto, desorganización, anarquía, confusión, mezcolanza, , pandemonio, etc., lo que pone en riesgo la existencia de la cultura y civilización de ese pueblo.
El desorden favorece las enfermedades mentales; la disminución del bienestar general; la pérdidas económicas, debido a compras impulsivas y objetos perdidos; la baja productividad y la capacidad para realizar tareas básicas; dificulta la motivación y la finalización de tareas, afectando el rendimiento laboral o académico; mayor riesgo de accidentes en la instalaciones privadas y públicas; la mediocridad; el robo; la corrupción; la mentira, el saqueo del patrimonio privada y público; la violencia, la extorsión y el secuestro. "A río revuelto, ganancias de pescadores".
El desarrollo y progreso de cualquiera país y sociedad se puede evaluar aplicando el método del Orden-desorden, entre más orden hay en el país y la sociedad significa que sus habitantes son más virtuosos en Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza, pues la tarea del sabio es ordenar. Y viceversa; a menos orden (desorden) significa que hay más ignorancia, más individuos barbaros y viciosos, luego el país y la sociedad viven en el subdesarrollo, la violencia y la miseria con la pérdida de soberanía e independencia.
En el campo de la vida pública de México impera un alto grado de desorden en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, la causa del desorden se debe a que se trastocó la finalidad de cada una de las ciencias práctica que rigen la vida de la comunidad, anteponiendo los intereses de grupo, mafia, pandilla al interés superior de la Nación.
En el Orden natural la ciencia Moral debe imperar sobre el Derecho, el Derecho guiar a la Política y la Política gobernar sobre la Economía y la Economía armonizar el consumo, la producción, el comercio y las finanzas.
La realidad en el país es otra, la económica ideologizada, se revela y se declara soberana y ocupa indebidamente el lugar de la ciencia Moral, Imponiendo la ideología de utilitarismo, ideología que lleva al individualismo egoísta o a un estatismo esclavizante que distorsiona la finalidad de la Política que es el Bien Común, le niega al hombre su condición de persona digna, inteligente y libre.
La consecuencia de esta distorsión es que en lugar de que la economía esté regulada por la Prudencia, la Justicia, la Economía obedece los dictados de las finanzas y el comercio, provocando un caos en la vida social el país. El país se asemeja a un barco con un capitán mediocre y un timón inservible.
En México todo lo quieren tasar (valoración, evaluación, estimación, justiprecio, avalúo) en términos de mercado y finanzas, el hombre individual y en comunidad no importa, para apaciguar a la muchedumbre, y a la masa de habitantes, que hipócritamente le llaman pueblo usan la demagogia, la mentira, la dádiva, la limosna. Por eso presumen que acaban con la pobreza a base de verborrea (taquilalia o logorrea) y mentiras.
Sin Orden en la comunidad y país no hay desarrollo, progreso, buena vida, en resumen no hay Bien Común. Solamente cuando la ciencia práctica de la Moral sea la rectora del Derecho, la Política y la Economía, el pueblo y el gobierno estarán encaminados vivir en un Estado de Justicia; es decir, con Justicia conmutativa; Justicia Distributiva y Justicia general. Recordar: Es la ingratitud la que vuelve estéril a la tierra. Usted lector dice la última palabra.