De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de 720 mil personas en el mundo deciden terminar con su existencia. Por cada persona que lo logra, se estima que aproximadamente otras 20 lo intentan, lo que nos habla del grave problema de salud pública en que se ha convertido.
El suicidio puede ocurrir en cualquier etapa de la vida y en todas las regiones del mundo. En 2021, el suicidio fue la tercera causa principal de muerte entre las personas de 15 a 29 años a nivel mundial, y el 73 % de todos los suicidios se produjeron en países de ingresos bajos y medios. Casi el 20 % de los suicidios a nivel mundial se debieron a la autointoxicación.
Si bien el vínculo entre el suicidio y las afecciones de salud mental (en particular, la depresión y los trastornos por consumo de alcohol) y un intento de suicidio previo está bien establecido en países de altos ingresos, muchos suicidios ocurren impulsivamente en momentos de crisis. Otros factores de riesgo de suicidio incluyen la experiencia de pérdida, la soledad, la discriminación, las disputas en la relación, los problemas financieros, el dolor y las enfermedades crónicas, la violencia, el abuso y los conflictos u otras emergencias humanitarias (https://www.who.int/health-topics/suicide#tab=tab_1).
En México, los datos también son alarmantes, de acuerdo con cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que señalan que en México se registraron 8 856 fallecimientos por suicidio de personas mayores de 10 años. Asimismo, la tasa de suicidios es mayor entre los hombres, que de acuerdo con las cifras establecen que hay una tasa de fallecimientos por esta causa de 11.2 por cada 100 mil hombres, y de 2.6 por cada 100 mil mujeres. El rango de edad en que más suicidio se comenten es entre los 30 y los 44 años de edad.
Los números también muestran una realidad preocupante en la región lagunera tanto de Durango como de Coahuila, que muestran que en los últimos 10 años el número de personas que han decidido terminar con su vida se ha duplicado. En 2015, tomando en cuenta a los municipios de Lerdo y Gómez Palacio en Durango, y Matamoros y Torreón, en Coahuila; se registraron 58 suicidios, y de ahí en adelante se ha ido elevando hasta llegar a 112 en 2021; 118 en 2022; 123 en 2023; y 118 en 2024.
Al respecto, Judith Varela, psicóloga experta en suicidología, destaca que es imprescindible empezar a generar redes de apoyo emocional, “principalmente jóvenes, que muchas veces no cuentan con los recursos emocionales o no tienen la capacidad para gestionar sus emociones”. De hecho, el suicidio es la tercera causa de muerte entre adolescentes y jóvenes en México.
De acuerdo con la especialista, la modernidad también ha traído una nueva realidad consigo que muchas veces genera sensaciones de estrés y ansiedad en las personas, “… por lo que el 50 % de quienes intentan suicidarse y no lo consiguen lo vuelven a intentar, y de quienes lo intentan una segunda vez y fallan, existe el 70 % de probabilidad de que lo intenten una tercera vez, y así va aumentando”.
Asimismo, indica que existen grupos de riesgo bien identificados, a los que habría de prestar especial atención: “entre los coahuilenses el desempleo es un factor de riesgo, y más en los jóvenes; también los padres de familia con antecedentes o diagnóstico de depresión, el abuso sexual también aumenta el nivel de riesgo, personas solteras y sin hijos también se encuentran dentro de los grupos de riesgo, al igual que los jubilados que económicamente no puede cubrir sus necesidades, y claro, cuando existen antecedentes de enfermedades mentales como la esquizofrenia o la depresión”.
Por ello, insistió en la necesidad de crear grupos de apoyo y acompañamiento, así como prestar la importancia debida a la salud mental, detectar a tiempo las señales de alarma y actuar en consecuencia, antes de que se tengan fatales consecuencias.
Los pilares fundamentales de las intervenciones son el análisis de situación, la colaboración multisectorial, la sensibilización, la vigilancia, el monitoreo y la evaluación. Los esfuerzos por prevenir el suicidio requieren coordinación y colaboración entre múltiples sectores, incluidos la salud, la educación, el trabajo, la política y los medios de comunicación. La prevención del suicidio a menudo no se aborda adecuadamente debido al estigma y la falta de conciencia de que el suicidio es un importante problema de salud pública.