POR: JOSÉ GERD
MÉXICO
Llegará un día,
que ya no escucharé
la verbena del río caminar,
ni que la lluvia temprana
moje mi respirar.
Llegará un día
que sin aspavientos
mi fe vuele herida
y busque sin encontrar
el amanecer perdido
entre las sombras renegridas.
Así llegará un día,
cuando el espejo
se vuelva intento,
sin saber adónde
su mirada voltear
para ver el rostro
de mi vanidad.
Así llegará, así nomás,
sin música que tararear
ni abrazo que dar,
buscando entrar al alma,
la aritmética y geometría
de mi libertad...