POR: JESÚS M. MORENO MEJÍA
“Sin la confianza del pueblo
no hay gobierno que resista”
Confucio.
En el mundo actual no ha existido una forma de gobierno que satisfaga a todos y México no es la excepción. Nuestra nación ha tenido una variedad de sistemas gubernamentales, desde la época precolombina hasta la fecha.
La cultura mexica (originalmente conocidos como aztecas), tenían como base una oligarquía estructurada, encabezada por un grupo de élite (los nobles), encabezados por el Tlatoani, quien era el gobernante supremo y en su conjunto asemejaban una monarquía.
La civilización maya, estaba organizada mediante ciudades-estados independientes, pero articuladas unas con otras y gobernadas mediante un sistema teocrático y jerárquico, que encabezaba un líder supremo en cada lugar, denominado Halach Uinic.
Llegados los conquistadores españoles, desaparecieron esas formas de gobierno, al imponerse una autoridad virreinal (durante 300 años) que dependía de un rey hispano, contra la cual lucharon nuestros héroes de la independencia, hasta lograr la separación de la España monárquica.
Haciendo un poco más de historia, luego vino un emperador de corto plazo (Agustín Iturbide), que fue derrotado por un puñado de patriotas que instauró el primer sistema republicano en México, que no fue aceptado por los conservadores que veían peligrar sus privilegios y prefirieron convertirse en traidores, trayendo a Maximiliano de Habsurgo, para volver nuevamente al sistema imperial, que fueron finalmente derrotados por las fuerzas leales del presidente Benito Juárez, retornando con la vigencia constitucional de las Leyes de Reforma a la vida nacional.
De sobra es conocido que vino luego el gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, implementando políticas de modernización y desarrollo económico, pero olvidando la vida miserable del pueblo y con ello originando conflictos sociales que lo llevaron a su caída con la Revolución Mexicana.
Se supone que con el triunfo de los oponentes a la dictadura de Díaz, vendrían tiempos de paz y de armonía con Francisco I. Madero, pero en su lugar, vino la anarquía y el autoritarismo, con el intento de un gobierno constitucional propuesto por Venustiano Carranza, quien sucumbió al golpe mortal de quienes ambicionaban tener el control del poder.
Obviando las formas de gobierno que ha tenido México, vinieron luego décadas de la autoridad hegemónica de un partido político que por décadas fue considerado una entidad nacional, popular, democrática, progresista e incluyente, el cual nació como el Partido Nacional Revolucionario (PNR); reconstituido luego como Partido de la Revolución Mexicana (PRM), para finalmente ser refundado como Partido Revolucionario Institucional (PRI), y que fuera identificado como una “dictadura perfecta” por el afamado escritor peruano, Mario Vargas Llosa, por los 95 años en el poder.
En el inicio del nuevo siglo en que vivimos, surgió la alternancia en el poder, al ser derrotado el partido hegemónico que cubrió más de 70 años de gobierno, por el Partido Acción Nacional (PAN), con expectativas de cambios radicales en la forma de gobernar, que en la realidad no ocurrieron en dos sexenios.
El resto ya es de sobra conocido, en 2012 el gobierno fue recuperado por el PRI, para en seguida llegar al poder Andrés Manuel López Obrador, con una nueva corriente política, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y desde el año pasado la actual mandataria nacional, Claudia Sheinbaum Pardo.
Como en las novelas, concluimos que las formas de gobierno que ha tenido nuestra Patria han sido de lo más variado y en el escenario de los últimos años ha quedado demostrado una tendencia al auge de partidos de extrema derecha e izquierda, que no han podido consolidar una forma de gobernar que luzca como auténtica.
Para no pocos analistas, la llamada Cuarta Transformación (4T) podrá ser un nuevo proyecto político con miras a alcanzar la democracia auténtica con decisiones del pueblo, pero resulta que tienen una mayoría de elementos surgidos originalmente en el PRI, con ideas políticas de sus orígenes.
La ciudadanía sigue siendo influenciada y confiando en los líderes de Morena, así sean auténticos seguidores de la 4T o de amañados políticos del viejo cuño de la dictadura perfecta.
En síntesis, nada ha cambiado.