Para ser la primera vez en la historia de México, en que los ciudadanos eligen con su voto libre y secreto a los jueces, magistrados y ministros, las elecciones judiciales de ayer domingo 1° de junio, no estuvieron tan mal; pues si bien es cierto que hubo mucha desorientación y confusión en todo el país, también es verdad que hubo interés y optimismo en millones de electores, a pesar de las campañas de desaliento y de negatividad para que no se votara.
Cada vez es más la gente que se interesa en la cosa pública, en la República (res-cosa; pública- de todos), gracias a la Revolución de las Conciencias, que estos dos últimos regímenes han estado promoviendo para que la sociedad toda cobre conciencia de lo que el ser humano vale como ciudadano y del poder de su voto, que desde el 1° de julio de 2018, se dio cuenta de ello al votar por quien se comprometió a gobernar para todos los gobernados sin distingo alguno, y su voto fue respetado por el Instituto Nacional Electoral INE.
Con el voto de ayer los electores no dieron un cheque en blanco a los juzgadores de todo el país, sino que los comprometieron para que a partir de ahora impartan la justicia con total y absoluta imparcialidad sin ver que el justiciable tenga dinero o no, tenga influencias, sea recomendado por pudientes del gobierno y de la iniciativa privada; y dicten sus resoluciones única y exclusivamente con base en la ley y conforme a las pruebas, para que cumplan con la definición de justicia, que es darle a cada quien lo suyo o lo que les corresponde.
Deben de tener los nuevos juzgadores siempre presente al dictar sus sentencias el 4° mandamiento del Decálogo del Abogado, de Eduardo J. Couture, que manda que cuando estén en conflicto la justicia y el derecho, opte por la justicia; pues el derecho es un medio para llegar a la justicia que es el fin; además de que la justicia es un valor eterno e inmutable y el derecho en una de sus acepciones es un conjunto de normas, es decir, de reglas que contienen una conducta o comportamiento a seguir, como un lineamiento.
A partir de hoy en el Poder Judicial de la Federación, hay un Tribunal de Disciplina Judicial (que sustituyó al inútil Consejo de la Judicatura Federal), que estará encabezado por Bernardo Batiz, jurista probo con gran capacidad y basta preparación jurídica; que es garante de que todos los juzgadores de ese poder en todo el país, deben ser íntegros y honestos, so pena de que serán destituidos y si su conducta tipificó algún delito, serán encarcelados.
Ojalá que en Coahuila y en Durango, también se crean Tribunales de Disciplina Judicial, para que los jueces y magistrados se anden derechito en la impartición de justicia.
Recibamos con optimismo esta transformación de la vida pública de México; poniendo de nuestra parte todo lo posible para que se vea en el menor tiempo posible el cambio de la justicia que tanto anhelamos y necesitamos.