Esto lo aprendí de mi maestro: aunque debería nacer desde casa de tus padres o de tus hermanos mayores.
La primera palabra mágica es GRACIAS, y debería usarse en todo momento de la vida: cuando estás en una casa ajena y te ofrecen algo, cuando visitas a un familiar… incluso en la calle.
Decir gracias es algo simple, pero poderoso. Un estudio de Emmons y McCullough reveló que las personas que muestran gratitud tienen menos estrés, más energía, presión arterial más baja y una actitud más optimista.
Incluso hay investigaciones que indican que la gratitud ayuda a reducir la inflamación y a retrasar el envejecimiento. En resumen: agradecer nos hace más felices, porque nos permite reconocer lo bueno que hay en nuestra vida.
La segunda palabra mágica es POR FAVOR. Cuando era niño, mis hermanas me enseñaron a pedir las cosas así. Cuando me llevaban a la tiendita, me decían: “Pide las cosas por favor”.
Parece que hoy muchos jóvenes han olvidado esto, aunque no es culpa de ellos del todo. Depende de cómo fueron educados.
Voy a agregar una tercera palabra mágica, aunque sea una frase: RESPETA A TUS MAYORES.
Y no me refiero solo a tus abuelos o padres (que claro que merecen respeto), sino a todas las personas mayores, porque la vida y la experiencia les han dado un lugar.
Muchos jóvenes hoy no saben respetar. Hay madres solteras que, cuando sus hijos crecen, son humilladas en público por ellos. Peor aún, esos hijos las culpan por sus propias frustraciones. Después, las madres, con culpa, terminan cediendo a sus caprichos.
Jóvenes, aprendan a valorar lo que tienen. Tu madre o tu padre no son tus enemigos. Aunque no lo veas, son quienes nunca te van a dejar morir.
Primero, respeta a tus hermanos y hermanas. Ellos estarán contigo toda la vida. Tus padres te perdonan porque te aman, pero tus hermanos también te acompañarán, incluso cuando ellos ya no estén.
Segundo, respeta a tus maestros. Sean buenos o malos, ellos te están formando. Son tus guías y merecen tu respeto.
Si no conocías estas palabras mágicas, espero que hoy las lleves contigo. No solo te abrirán puertas, también te harán mejor persona. Úsalas siempre. No las olvides.
Al final, son valores humanos que hoy, tristemente, se están perdiendo.