CLAUDIA, EN SU LABERINTO
Por si algo le faltara a la presidenta, Claudia Sheinbaum, la elección judicial del domingo, fue una catástrofe, como lo anticipamos aquí. Casi al cierre de las casillas, no llegó más gente, como esperaban algunos ingenuos representantes de casillas. La gente, definitivamente, le dio la espalda a la 4T y a su creador y líderes, pero más, a la que se supone, la presidenta más popular de la historia moderna de México, Claudia Sheinbaum Pardo (por la noche del domingo, circularon en las redes, fotografías de boletas, con leyendas como estas: “Vengo obligado por el Gobierno”; “Te cambio mi voto, por un tratamiento para un niño con cáncer”; “Larga vida a la CNTE”; “Vengo obligado por el gobierno de Lorena Cuéllar”; “Te cambio mi voto por una mujer desaparecida” y “Reforma a la Ley del ISSSTE 2007”).
La “Calca”, como muchos le llaman, refiriéndose al parecido político e ideológico de López Obrador, se encuentra en un laberinto, en el que, cada vez más, se pierde.
Para quienes piensan que la presidenta es mangoneada por López y, que su radicalismo es alimentado por él, se equivocan.
La presidenta, desde su juventud, ha sido una radical fifi, una mujer de “izquierda trasnochada”, una fanática del castrismo, del chavismo y de otros personajes que condujeron a sus países al “socialismo”.
Por eso, cree ciegamente, que México está siendo conducido por el camino correcto, por eso, es más radical que su propio mentor.
Y cuando digo que es una radical fifi, me refiero, a que, Sheimbaum, siempre ha vivido una vida sin sobresaltos económicos, por eso, no fue ninguna dificultad para ella, viajar a Colombia, en los años 80’s, para sumarse a la guerrilla del grupo M-19, en el cual, también, el hoy presidente de ese país, Gustavo Petro, militó en ese mismo tiempo en el movimiento guerrillero.
También, fue patente su participación en el movimiento de la UNAM, en 1986, provocado por el, entonces Rector, Jorge Carpizo, por querer modificar la forma de presentar los exámenes, las inscripciones y ajustar el pago de cuotas a los tiempos que se vivían en esos momentos, llamado, “Plan Carpizo”, movimiento que mantuvo parada a la Universidad por varios meses y que Claudia, tuvo un papel protagónico importante, al lado de aquel famoso personaje, apodado el “Mosh”, que sobresalió, más por su aspecto desaliñado, que por sus discursos.
A Claudia la asechan varios frentes, todos ellos de gran riesgo para ella y su gobierno.
Por un lado, están las presiones del gobierno de Donald Trump, quien ataca por varios frentes al gobierno mexicano: por un lado, la denominación de terroristas a los cárteles de las drogas, situación que, por el maridaje de la 4T y estos grupos, se ha vuelto tan evidente y que, además, comenzaron las acciones contra miembros de la 4T, con el retiro de visas norteamericanas y del ingreso de militares de élite de aquel país, a territorio nacional, para realizar acciones conjuntas de inteligencia y de intervención directa contra los grupos criminales.
Trump, también, ha estado presionando a la presidenta con el aumento de los aranceles a la exportación de vehículos y productos como el aluminio y el acero, entre otros.
Otro frente que ya cobró víctimas, es el del crimen organizado, quien, como advertencia de que el gobierno de la 4T, tiene que cumplir con los pactos con ellos, hace unas semanas, asesinaron a dos personajes muy importantes y muy cercanos a la jefa de gobierno de la CDMX, Clara Brugada.
Otro de los grandes problemas que enfrenta la presidenta, es la presión política de personajes con poder autónomo (o prestado por AMLO), como lo es, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Andy López Beltrán, este último, quien tiene el poder de Morena y, no están bajo el dominio de la presidenta. Por eso, se mueven a su antojo e, incluso, en sentido contrario al de la presidenta.
Y la cereza del pastel, Andrés Manuel López Obrador, quien le prestó a Claudia, su Congreso, su Partido y le enjaretó a personajes incondicionales a él, para incluirlos en su gabinete.
Claudia Sheinbaum, se ha de sentir muy sola en Palacio Nacional, pues de todos los colaboradores que tiene, solo uno, Omar García Harfush, quien responde solo a ella y se ha vuelto, casi, su escolta personal.
No había habido, es toda la historia moderna de México, una presidencia tan acosada (quizás, solo sería comparable a la presidencia de Pascual Ortiz Rubio, alias “El Nopalito” (por baboso), que fue impuesto por Plutarco Elías Calles, durante el llamado maximato).
Hoy no tenemos un “Nopalito”, pero tenemos al fruto de esta especie: “La Tuna”, con las mismas características, pero dulce.
Esta situación de la presidenta, me recuerda una encrucijada: la del tipo al que se le subió una hormiga y, ésta, llegó muy lejos, de tal forma, que si aflojaba, se le metía y si apretaba, lo picaba.