Cada 1° de mayo, el Día del Trabajo, es aprovechado por los trabajadores para exigir mejores prestaciones laborales, de acuerdo con la época; recordando que en los 20’s y 30’s del siglo XX, en que estaba en auge el movimiento obrero mundial, los trabajadores de México salían a las calles exigiendo más y mejores condiciones de trabajo; al gobierno para que hiciera leyes laborales en su beneficio, sin quitarle a los patrones sus derechos, y a éstos exigiéndoles mejores prestaciones.
Sobresalieron las marchas en esa fecha en la capital del país encabezadas por los principales líderes obreros como Vicente Lombardo Toledano, Valentín Campa, Othón Salazar y otros, pidiéndole primero al Maximato de Plutarco Elías Calles, que impuso de Presidentes de la República a Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez; y luego al Gobierno de Lázaro Cárdenas, que fue obsecuente con ellos.
Fruto de ello fue la primera Ley Federal del Trabajo, en 1931, que sirvió a trabajadores y patrones para regular y mejorar sus relaciones, y creó las Juntas de Conciliación y Arbitraje, Federales y Locales, en todo el país, integradas por los representantes de los dos factores de la producción: capital y trabajo, y arbitradas por el Gobierno, cuyo representante era el Presidente de las mismas, que buscaba el equilibrio entre ellos dos.
Antes, las políticas públicas de los Gobiernos de México, estaban ladeadas en favor del capital, impidiendo que el salario mínimo aumentara; pues emanaban de los poderosos; lo cual afortunadamente cambió; pues de $88.36, de salario mínimo en 2018, aumentó en enero de 2019, a $102.68; siendo en este 2025 de $278.80, incrementándose en un 125.2%; esperando la clase trabajadora que siga aumentando para poder enfrentar la creciente carestía de la vida.
Los salarios mínimos fueron una de las principales banderas que enarbolaron los mártires de Chicago, el 1° de mayo de 1886, pues recibían salarios de hambre, nada más para que no se murieran de hambre, pero no fue la única; también exigieron jornadas de 8 horas diurnas, toda vez que se les hacía trabajar hasta 12 o 14 horas diarias.
Esas dos principales prestaciones laborales en México, han mejorado enormemente pues en lugar de la lucha de clases, por lo que nació el Día del Trabajo, se está llegando a la colaboración de clases, para que el capital y el trabajo mejor equilibrados produzcan más para los patrones y los trabajadores.