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Han comenzado las campañas para la elección del poder judicial en nuestro país. Inéditas, desde luego, pero con bajas expectativas de participación ciudadana. Y es que se estima que, tomando en cuenta la elección de Revocación de Mandato, para esta elección se espera una participación de entre el 8 y el 15% del padrón electoral, y esto según pronósticos de las mismas autoridades electorales. El INE estrena su quehacer institucional para renovar a jueces, magistrados y ministros, en una elección que se antoja complicada y en un contexto en que se prevé que cada votante tarde por lo menos 10 minutos en las seis boletas que deberá marcar. Al margen de este procedimiento dilatorio y de probable abstencionismo, las y los candidatos han iniciado sus campañas que desde luego ya ha desatado señalamientos tanto de corrupción como de falta de seriedad por parte de las y los aspirantes. Señalamientos de acarreo por ministros en funciones que participan en la elección en que al parecer participan sindicatos en plena violación a las reglas electorales, así como perfiles bastante cuestionables e incluso ligados a sectas religiosas parecen poner en riesgo la independencia de estos cargos en caso de obtener la victoria quienes son señalados por este tipo de actos. Ahora bien, al no tratarse de aspirantes respaldados por partidos políticos ni con recursos ilimitados, muchas y muchos aspirantes se han lanzado a las redes sociales con spots que parecieran no tomar en cuenta la seriedad de este proceso ni el cargo al que aspiran. Motes como el de Dora la transformadora, candidatos igual de preparados que un chicharrón con todos sus complementos y hasta candidato “perreando” música reggaetonera comienzan a viralizarse en redes sociales, trivializando el proceso y reduciéndolo a la cantidad de vistas y likes que se puedan obtener con ese tipo de videos y dejando de lado propuestas realmente serias, profesionales y pertinentes para reformar al poder judicial, aunque ciertamente me parece que el grueso de la población difícilmente quiere ver propuestas, solo quieren una limpia y caras nuevas y ello preocupa porque pudieran no llegar a los cargos los más preparados, sino los más virales. 881 cargos por elegirse el próximo primero de junio en un proceso nunca antes visto me parece que requiere más seriedad y compromiso de parte de quienes participan, y no por ser aguafiestas, sino porque se trata de un contrapeso al poder legislativo y ejecutivo que requiere bastante seriedad.