LA REALIDAD SIEMPRE PESA MÁS QUE EL DISCURSO OFICIAL: ¿ESTAMOS EN PRESENCIA DE UN NARCO ESTADO?
Es difícil creer que, en un estado dominado por una de las familias más influyentes de MORENA, los Monreal, haya pasado desapercibido para las autoridades locales y federales un narco laboratorio de 395 mil metros cuadrados (m2), con capacidad para producir 27 toneladas de metanfetaminas, el equivalente a 700 millones de dosis (pastillas, polvo o cristales en trocitos, llamados hielo o cristal).
En el complejo, ubicado en la sierra de Zacatecas, estado gobernado por David Monreal, hermano de Ricardo Monreal, líder de Morena en la cámara de diputados, se aseguraron por parte de elementos de la Secretaría de Marina, un total de 36 reactores, 56 tambos, 65 tinas, nueve mezcladoras, 77 tanques de gas, 209 bidones, cuatro moto-generadores, 62 condensadores, y 94 quemadores.
En cuanto a precursores químicos para la producción de drogas, se encontraron 63 mil 100 litros de diferentes sustancias, entre ellos, más de 10 mil litros de precursores químicos. El laboratorio, de acuerdo con la información proporcionada por la Marina Armada de México, estaba directamente ligado a los sucesores de Joaquín Guzmán Loera, mejor conocidos como “Los chapitos”.
Resulta imposible concebir que semejante infraestructura haya llegado hasta la comunidad zacatecana de El Carrizalillo, sin la cooperación de autoridades, tanto locales como estatales y federales, sobre todo, teniendo en cuenta que desde hace años Zacatecas es uno de los estados más azotados por la violencia narca, alentada por la fallida estrategia implementada desde el gobierno pasado de “abrazos y no balazos”, que permitió a los señores del narco operar a sus anchas y sentar sus reales en casi todo el país.
Un rancho de esa extensión, casi 40 hectáreas, y su capacidad de producción de dimensiones industriales representan una logística de traslado de personal y de insumos difícil de pasar desapercibida, sobre todo, por su ubicación, pues el narco-laboratorio de marras se encontraba en los límites entre Zacatecas y Jalisco, zona que se disputan dos de las organizaciones más poderosas y violentas del país.
En la versión oficial, se aseguró que el desmantelamiento de este lugar “forma parte de la Estrategia Nacional de Seguridad, (y) con estas acciones, el gabinete de seguridad contribuye en la suma de esfuerzos para combatir las conductas delictivas, traducidas tanto en el establecimiento de laboratorios clandestinos como en la elaboración de drogas sintéticas en nuestro país, debilitando con ello la producción y distribución de drogas por parte de grupos delictivos y, de esta forma, procurar la salud e integridad física tanto de las familias mexicanas como de otras naciones”.
Pero suena más bien a palabras huecas, a discurso vacío, pues, durante el operativo no se detuvo ni a un solo integrante del crimen organizado. Así es, de todas las personas que se requieren para producir 7 millones de dosis, de los involucrados en la logística, en la proveeduría de insumos, en la seguridad propia del lugar, ya nadie se encontraba allí. Pareciera que, el descubrimiento y desmantelamiento de dicha infraestructura estuviese prevista.
Muchos números, muchas fotos, muchos litros y litros de sustancias y cero detenidos. Es como sí, una vez que la infraestructura que allí se encontraba se volvió obsoleta, prescindible o el narco laboratorio fue traslado y montado en otro lugar, las fuerzas del orden mexicano hayan llegado nada más a realizar la limpieza con cargo al erario.
La complicidad es obvia y la omisión escandalosa, no solo en este caso en particular, sino en muchos otros que día a día vemos que suceden ante nuestros ojos y los de las autoridades y resulta que en su momento nadie vio y escucho nada, y luego la realidad nos golpea en la cara y nos damos cuenta que el narco está metido hasta los más altos niveles de poder en México. Tanto, que más que corrupción suena más bien a franca asociación para hacer negocios, unos muy redituables, como lo son la producción y exportación de drogas sintéticas, que en Estados Unidos se han convertido en un serio problema de salud pública, y por ello, desde el vecino país del norte le ponen más ganas y empeño a combatir al crimen organizado que las fuerzas del orden mexicanas, y ante esa realidad, autoridades de aquel país no han dudado en calificar al nuestro como un narco estado. ¿Será?