Desde el momento en que nacemos, nuestros padres se convierten en una figura central en nuestras vidas. Son quienes nos cuidan y nos protegen en nuestros primeros años, sin embargo, a medida que crecemos y nos desarrollamos como individuos, nos alejamos de ellos.
Es crucial que aprendamos a soltar a nuestros padres y tomar nuestras propias decisiones, eso no significa desvincularnos emocionalmente de ellos o negarlos.
Debemos reconocer que somos seres independientes, al liberarnos de la dependencia emocional y desarrollar nuestra autonomía, tenemos la oportunidad de descubrir nuestro propio camino en el mundo. La primera etapa de soltar a los padres comienza durante la adolescencia, cuando experimentamos un período de transición entre la infancia y la edad adulta, es natural que surjan conflictos y tensiones entre padres e hijos.
A medida que los adolescentes empiezan a tomar decisiones por sí mismos, es fundamental que los padres fomenten la confianza y brinden apoyo emocional. Permitiendo que sus hijos se equivoquen y aprendan de sus propias experiencias, soltar a los padres es un proceso esencial en nuestro crecimiento personal y desarrollo como individuos. Al liberarnos de la dependencia emocional y aprender a tomar decisiones por nosotros mismos, tenemos la oportunidad de vivir.
Moraleja:
A veces tienes que soltar a tu hijo, para que sea el golpe que les enseñe lo que te has cansado de explicarle.
Una madre y su hijo iban a cruzar un río, la madre le dice: hijo toma mi mano -él le respondió- no mamá, toma tú la mía, la madre pregunta ¿Cuál es la diferencia? -Él le dice- si algo pasa cuando crucemos, quizá yo suelte tu mano, pero sí tú tomas la mía, estoy seguro de que pase lo que pase, no me soltarás.