Las palabras, son una manera de expresarnos, pero también denotan la importancia de cómo nos comunicamos de manera gráfica.
La escritura, ha sido parte de nuestras vidas a lo largo de los años, y ahora, en lo que respecta a la manera correcta de escribir las palabras, creo que hay un abismo de diferencia entre expresar y saber expresar, entre escribir y saber hacerlo y así mismo, escribir como un pasatiempo, y hacerlo como un verdadero arte.
En la actualidad la manera de escribir ha quedado de lado, para dar pie a “comunicarnos” de manera eficaz, que por la necesidad de tener las cosas lo más rápido posible, dejamos de lado las reglas y las normas ortográficas, que como en cualquier otra área, son importantes para una sana convivencia, en este caso, literaria.
Nos hemos convertido en la sociedad de la inmediatez, todo al momento, todo deprisa, como sea más fácil, más rápido, aunque no esté bien hecho en muchas de las ocasiones, no digo que siempre sea de esta manera, sin embargo, es muy común que este tipo de situaciones suceda. Cambiar palabras, modificarlas, combinarlas con palabras extranjeras, en fin, hemos hecho de la escritura lo que hemos querido y en ese trayecto, la hemos deformado, y muchas veces las hemos traicionado, al grado de modificarla a nuestra entera conveniencia perdiendo el verdadero significado y además, perdiéndonos a nosotros mismos, sin saber qué escribimos, cómo lo hacemos y qué queremos comunicar. Le hemos perdido el respeto a la escritura y le hemos poco a poco, quitado su valor. Y para qué son las alas, sino más que para volar…