Ejercemos directamente la soberanía, con las elecciones, el plebiscito, el referéndum, la revocación de mandato y la consulta popular; sirviendo las primeras para elegir a nuestros representantes en los poderes ejecutivo y legislativo, el segundo para manifestar si estamos de acuerdo con la forma de gobernar, el tercero para ratificar una medida gubernamental, la cuarta para destituir a los malos gobernantes, y la última para que el pueblo decida si se aprueba una propuesta de gobierno o no.
Este domingo 2 de junio, se elegirán más de 20 mil cargos públicos en todo el país, de síndicos, regidores, alcaldes, diputados locales, gobernadores, diputados federales, senadores, jefe de gobierno de la Ciudad de México y Presidente de la República; siendo las más grandes en la historia de nuestro país; pues por ahorro del presupuesto público, disminución de burocratismo y simplificación, estas elecciones se empataron.
Estos tres días, jueves 30, viernes 31, de mayo; y sábado 1 de junio, en que se suspende toda clase de campaña electoral, son para que reflexionemos sobre el sentido del voto, sin presiones para que nuestra voluntad popular se exprese con toda libertad y en absoluto secreto.
Votar en conciencia es votar con ética ciudadana; pues así como le exigimos al gobierno honestidad y honradez, así también debemos de tenerlas al cruzar la boleta del voto; ya que lo que está en juego es la República, la res-cosa, pública; que es de todos, por todos y para todos; y para los que los candidatos presidenciales tienen su proyecto de nación.
Votar porque siga la Cuarta Transformación es querer seguirnos gobernando para nosotros mismos, para que la riqueza generada por todos se reparta más equitativa y justamente, continúen las oportunidades para que todos estudien, sigan los programas de Bienestar Social, continúese usando el poder público para servir y no para hacer negocios privados en beneficio de unos pocos, regular los recursos energéticos para que no aumenten los precios de las gasolinas y el diesel y el de la energía eléctrica, sigan haciéndose obras para el crecimiento y el desarrollo del país, etcétera.
Este proyecto de nación es nuevo; apenas va a cumplir 6 años; ha exhibido algunas deficiencias, es cierto, pero también es verdad que ha dado muy buenos resultados en algunos ramos; por lo que para que siga siendo viable es necesario corregirlo y mejorarlo.
En cambio, como contrapartida no hay otro proyecto de nación nuevo; es el mismo de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), que privatizó el Estado, dejando a la población a merced de los que más tienen.
De manera que los ciudadanos tenemos el derecho y la libertad de escoger en las urnas uno de esos dos proyectos de nación.