Arrancamos… En México todavía hay ciudadanos que piensan que las elecciones presidenciales serán solamente un asunto de ideologías, partidos, de carisma o inteligencia de los candidatos o, aún peor, de astucia en las batallas publicitarias y mediáticas, enmarcadas en los oscuros acuerdos cupulares. Parecería que los expositores de estas críticas no se percatan de que la actual coyuntura electoral se desarrolla después de experimentar el gran fiasco de los gobiernos PRIANISTAS, que México vive como nunca antes incrustado en un fenómeno microsociológico de reivindicación etnopolítica, producto de una historia inédita de construcción de la ignorancia. Mi impresión es que Claudia para quienes conocen la estructura política del pensamiento de la izquierda, no es alguien a quien le interese atropellar el estado de derecho, ni tampoco violentar por violentar las libertades que alientan la evolución de la libre empresa, ni tampoco es un político que no entienda la experiencia histórica de México, de sus revoluciones y aso-nadas, ni sepa que este país es, a final de cuentas, el producto de un crisol de identidades que vive tanto de la riqueza y como conjunción y la heterogeneidad del pensamiento y la cultura. También me parece que le preocupa la escandalosa concentración de los privilegios a que México ha llegado, en virtud de nuestro modelo político y económico hegemónico. Lo mismo ocurrió en los tiempos de la Colonia; en los virreinatos que fueron de y para peninsulares; en la Independencia, de y para los criollos; y en la Revolución, de y para la asociación delictuosa de las élites políticas. En este contexto, al finalizar el siglo XX, México llegó a contar con una población de 100 millones de personas. La injusticia lastima hoy a los marginados que viven en los círculos urbanos de miseria. "Por eso —anunció Andrés Manuel abiertamente—, es tiempo de poner a juicio los privilegios de las élites." Aquí vale aclarar que los privilegios que deben ponerse a juicio no son aquellos de la gente, las familias, los individuos, quienes durante años o generaciones trabajaron para construir de un modo honesto una empresa, una industria o un complejo productivo (como serían los industriales, los comerciantes o los profesionales). A quienes debe poner a juicio el gobierno es a aquellos que, de un día para otro al amparo del poder político y económico, violentando sin pudor el estado de derecho y faltándole al respeto a muchos mexicanos que trabajaron toda su vida para edificar una empresa productiva, fundaron imperios de corrupción y de monopolios que lastiman a México y a los mexicanos. Hoy curiosamente, en las naciones avanzadas, el pensamiento de vanguardia recomienda acotar la discrecionalidad de los privilegios, producto paradigmático de los Estados atrasados. Por el contrario, la idea central, es abrir las puertas a un régimen de libertades enmarcadas en un moderno estado de derecho. MI VERDAD.- La 4t no es sino una andanada (normal y casi esperada) contra el proyecto político de enjuiciar los privilegios de las élites.