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Nuestra entidad cuenta con una Ley de Participación Ciudadana que permite que los ciudadanos coahuilenses podamos participar de manera directa en asuntos de suma importancia como validar o rechazar actos y resoluciones tanto del poder ejecutivo o del poder legislativo estatal; sin embargo, uno de los mecanismos de participación ciudadana más importantes de esta ley es la llamada iniciativa popular, que consiste en que cualquier ciudadano de cualquier municipio, pueda presentar iniciativas de creación o reforma de leyes municipales en una especie de coadyuvancia al quehacer cotidiano del poder legislativo en el ámbito municipal, a saber, el cabildo compuesto por regidores y síndicos del ayuntamiento, cuya tarea es en esencia legislar para modernizar y actualizar los diversos marcos normativos que regulan la vida de cada municipio en nuestra entidad, así como trabajar en comisiones para vigilar el desempeño de cada una de las direcciones y dependencias que comprenden la administración pública municipal y paramunicipal. Sin embargo, ante la abulia de órganos colegiados como el cabildo municipal, es que los ciudadanos podemos aportar con iniciativas a la modernización, actualización y mejora del marco normativo municipal mediante las iniciativas populares; y para el caso de Allende, Coahuila, que durante toda su historia los diferentes miembros del cabildo se han caracterizado por sus nulas aportaciones en materia de iniciativas a título personal, es que también por primera vez en la historia del municipio, un ciudadano -quien escribe estas líneas- ha presentado a lo largo de dos años de la administración priista actual (2022-2023) la cantidad de 16 iniciativas para mejorar la calidad de vida de los allendenses, con las iniciativas de la creación de un Reglamento para que funcionen los comités de planeación para el desarrollo municipal (COPLADEM), la publicación de acuerdos y actas de cabildo en el mismo día de su aprobación; que las diversas direcciones del ayuntamiento presenten un plan anual de trabajo alineado al Plan Municipal de Desarrollo; que exista paridad de género en departamentos y direcciones de la administración pública; la creación de un reglamento de tránsito; que los funcionarios respeten la ley electoral y se abstengan de proselitismo electoral en horas de trabajo; que se publiquen con antelación el orden del día de las sesiones de cabildo, la creación de un reglamento de limpieza de terrenos baldíos; la obligación para que el DIF presente estrategias para inclusión de personas con capacidad diferentes; la entrega de créditos para la educación superior; la creación de una Ley de participación ciudadana municipal que nos permita incidir en las decisiones más importante de nuestra comunidad, la reducción del insultante sueldo del alcalde; la conformación del fondo de recursos para casas siniestradas; la conformación del reglamento de terrenos y predios baldíos para su limpieza y la transmisión de las sesiones de cabildo en vivo; se ha pretendido que el municipio transite a un escenario en que mejore la calidad de vida de los habitantes de este municipio y que inicie el desarrollo en un pueblo que pareciera que se niega a crecer. Lamentablemente, inercias como la ignorancia, el egoísmo y la soberbia se apoderan de los representantes populares que se niegan a atender buenas ideas y condenan al municipio a un marasmo perpetuo volviendo a la administración pública, como diría Karl Marx, negativamente eficaz, llenándonos de políticos y no estadistas, que solo piensan en la próxima elección y no en la próxima generación.