Sé que ahora tengo la sensatez que antes, de joven, no tenía; han pasado los años.
Y esos meses, cuando te empezaba a conocer, que poco a poco me enamore de ti.
Pero la verdad es que jugamos a enamorarnos, sin conocer que nuestras vidas eran distintas, más aún que éramos de ciudades diferentes.
Cuando despertamos de ese sueño tan hermoso, con la realidad te diste cuanta, que tú buscabas un hombre completo acorde a tu vida.
Alguien que te diera hijos, alguien que te acompañara en tu vida.
Yo fui el que sufro más, el saber que quizás no fui parte de tú sueño, el saber que no me llegaste amar.
Fuimos un juego del destino, todavía recuerdo la insistencia de tu parte que me decías que te amaba.
Realmente no entiendo tu necedad, el querer buscar mi amor, que solo fuimos parte de un juego del destino.
Hoy ya no siento ni nostalgia por ti, eres solo un error en mi vida, que me costó cicatrices en el alma.
No te deseo un mal y nunca te lo deseo de corazón, cuando la sensatez llegó junto con los años y así comprendí que no fue amor lo que sentimos; tal vez fue un accidente haberte amado.