Un barbero le cortó el pelo a un sacerdote. El sacerdote intentó pagar el corte de pelo, pero el barbero se negó diciéndole:
- Tú haces el trabajo de Dios.
A la mañana siguiente, el barbero encontró una docena de biblias en la puerta de su tienda.
Otro día fue un policía al barbero para que le cortaran el pelo, y nuevamente el barbero se negó a cobrar, diciéndole:
- Tú proteges al público.
A la mañana siguiente, el barbero encontró una docena de donas en la puerta de su peluquería.
Días después llega un abogado con el barbero para que le cortara el pelo, y nuevamente el barbero se negó a cobrarle y le dice:
- Usted sirve al sistema de justicia.
Pero... a la mañana siguiente, el barbero encontró una docena de abogados esperando un corte de pelo gratuito.