La mejor columna política de La Laguna, por SinCensura.
El presidente Andrés Manuel López Obrador prepara su cierre de sexenio con reformas que impulsarán el voto de sus huestes en las elecciones del próximo 2 de junio con lo que intentará lograr lo que se conoce en el argot político como “carro completo”: la Presidencia de la República, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, el Senado y las nueve gubernaturas que estarán en juego.
La apuesta de siempre es acabar ganando en lo general: todo lo que polarice y genere votos para Morena. Podría pensarse que para un presidente que en su último año de gobierno mantiene una aprobación por encima del cincuenta por ciento (56.7% según la encuesta publicada esta semana por Mitofsky en El Economista) no sería necesario echar toda la carne al fuego para intentar “arrasar” en las elecciones, pero al parecer la “maquinaria” morenista va a estar bien aceitada para cualquier imprevisto.
El fin de semana anunció que enviará dos reformas al Congreso: la primera, para que el salario mínimo se incremente todos los años por arriba de la inflación y, la segunda, para aumentar la pensión de los trabajadores mexicanos.
Si bien no se conocen formalmente los detalles de sus iniciativas, ambas son altamente electoreras, pues nadie se opondría a que mejoren las condiciones laborales de los mexicanos.
Dichas reformas, se suman a la que va a terminar de discutirse en los próximos meses respecto de la reducción de la jornada semanal, nada diferente a lo que ya ha hecho el gobierno federal: aumentar el salario mínimo un total de 182% en su sexenio, quintuplicar las pensiones para 11.8 millones de adultos mayores y negociar con la iniciativa privada un incremento progresivo de las aportaciones patronales de 3.15% en 2023 a 11.87% hasta 2030.
De cualquier manera, el presidente quiere posicionar el tema en la opinión pública, que se hable de las Afores y de las 73.9 millones de cuentas individuales donde los trabajadores mexicanos ahorran para su retiro. Y que la oposición, los analistas y los medios de comunicación hablen del tema que involucra unos 5.77 billones de pesos, casi el 18% del PIB nacional. Esto forma parte de la estrategia clientelar de López Obrador.
La reforma laboral que busca reducir de 48 a 40 horas la jornada semanal también va a negociarse en el último periodo de sesiones del Congreso de la Unión, previo a las elecciones de 2024, ya con los tres candidatos presidenciales en plena campaña: Claudia Sheinbaum, Xóchilt Gálvez y Jorge Álvarez Máynez.
La buena noticia para el oficialismo y mala para la oposición es que su apuesta está prácticamente ganada: si los partidos políticos y empresarios se oponen a las reformas, le darán la razón al presidente y ganarán el rechazo de una buena parte del electorado; y si las votan a favor, la victoria será mayormente para la 4T. Es la jugada de López Obrador para obtener la mayoría calificada en el Congreso.
Tal parece que la “luna de miel” entre el gobernador de Coahuila y sus aliados de Acción Nacional se termino en los primeros 40 días de su arranque. El escándalo tuvo que ver con el reclamo de Marko Cortés, el líder —es un decir— del Partido Acción Nacional, al gobernador priista Manolo Jiménez Salinas, por no cumplir los acuerdos firmados entre ambos partidos para el reparto de posiciones y otras cosas —notarías, magistraturas, diversos cargos en la administración estatal, alcaldías y hasta organismos autónomos— rumbo a las elecciones de este año. Mal andan las cosas entre los partidos que, dicen, van “aliados” rumbo a la Presidencia de la República y otras elecciones.
Genuinamente no hay un político más idiota en la actualidad que Marko Cortés. Sin necesidad de alguna filtración de “Guacamaya Leaks” o alguna investigación de “Latinus”, el líder nacional del PAN exhibió en su cuenta de Twitter dos hojas arrugadas donde se reparten el poder público de Coahuila como si fuera un pastel. Por si no fuera suficiente, la confesión venía firmada por “Alito” Moreno, Rubén Moreira, Manolo Jiménez, Armando Tejeda Cid (secretario de elecciones del CEN del PAN) y el mismo Marko Cortés. Pobre Xóchitl, terminó rodeada de puro ratero, huevón y pendejo.
Durante las primeras horas del martes 9 de enero, el PAN denunció al gobernador de Coahuila y al PRI, su aliado en la elección presidencial de este año, de no cumplir con los acuerdos que se hicieron en 2023. Sin embargo, lo que sorprendió fue que en el documento se pudo ver que ambos partidos políticos habrían acordado apoyar el nombramiento de un magistrado, así como la titularidad en seis notarías y otros cargos más.
¿Es legal negociar que te den 6 notarías a cambio de favores políticos? ¿Por qué Acción Nacional le exige al PRI que le entreguen el Instituto de Transparencia de Coahuila? ¿Acaso no debería ser independiente de los partidos políticos? ¿Control del 20% de las oficinas de recaudación? ¿Acaso no pueden ser más cínicos? ¿A qué se refiere el documento con “Ratificación Bernardo con magistrado”? ¿Acaso es la ratificación del magistrado del Tribunal de Conciliación y Arbitraje, Bernardo González Morales, quien fue presidente del PAN en la entidad? ¿No era lo mismo que criticaban esta semana con el caso de Ernestina Godoy en la fiscalía o la semana pasada con Batres en la Suprema Corte de Justicia? En una semana pasaron de “El Poder Judicial no se toca” a “El Poder Judicial se intercambia”.
Si ya estaba pactado que al PRI le tocaban las candidaturas de Coahuila y Edomex, mientras al PAN las candidaturas a la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno, entonces Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes fueron usados y engañados. ¿Lo sabían o formaron parte de la farsa?
El problema es que el PRI, mejor dicho, el gobernador de Coahuila, se niega a concederle la candidatura de Torreón al PAN, como estaba acordado desde el 2023 cuando se concretó la “Alianza Ciudadana por la Seguridad” que encabezó el propio Jiménez Salinas.
La razón es que el actual presidente municipal de Torreón quiere reelegirse. El PRI dice que condicionó la candidatura de Torreón a que el PAN obtuviera el 20% de la votación de las elecciones pasadas y solo obtuvo el 6 por ciento. Pero en el acuerdo que dio a conocer Marko Cortés, y por el que le llovieron adjetivos de los feos, no existe tal condicionamiento.
La realidad es que los panistas piden mucho más de lo que dan —piden como juniors— y en lugar de sentirse agradecidos cuestionan a un gobernador que está bastante legitimado.
Analicemos los resultados del 2023: en la elección que ganó el hoy gobernador Manolo Jiménez Salinas, con 765 mil 979 votos, el PRI obtuvo 624 mil 024 votos y el PAN, 81 mil 526. Eso representa el 12 por ciento de los votos y no el 20 por ciento al que se comprometieron llegar para conformar sus posiciones en el Gobierno de Coalición. En Torreón el PRI obtuvo 150 mil votos y el PAN 30 mil y en Monclova los priistas 38 mil y los panistas 12 mil sufragios.
Aun así, el gobernador Manolo Jiménez Salinas cumplió y les entregó dos secretarías, la de Cultura y la de la Mujer, cinco diputaciones locales —cuando originalmente se habían pactado solo tres—, dos federales y la posibilidad de que Mario Dávila se reelija en la alcaldía de Monclova, la que está en grave riesgo por la corrupción del exalcalde panista y actual diputado local —gracias a los votos del PRI— Alfredo Paredes.
Y lo peor es que el que calentó al Comité Ejecutivo Nacional de Acción Nacional, y en particular a Marko Cortés, es Marcelo Torres Cofiño, el mismo que perdió rotundamente la alcaldía de Torreón, el mismo que llevo la negociación política en las elecciones de Durango donde Esteban Villegas obtuvo el triunfo como gobernador. Allí sucedió lo mismo, el primer año no les dieron nada y en el segundo año se rompieron los acuerdos. En la corta carrera política de Marcelo Torres, él siempre se han creído un gran político, estratega electoral y hasta negociador de alto nivel, pero no es más que lo mismo que su propio dirigente nacional: un ratero y pendejo.
El plazo para ir en alianza PAN y PRI vencía a las 00:00 horas del día 10 de enero y no se contempló ninguna prórroga por parte del Instituto Electoral de Coahuila. Aun así, con ese intento de tronar la alianza, los priistas concretaron fast track una alianza con otros partidos como el PRD y la UDC.
Resulto muy notorio que ningún integrante de la cúpula priista salió a defender al gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez Salinas, ante las acusaciones del dirigente panista, Marko Cortés, en el sentido de que rompió los acuerdos de la alianza. Ni en la dirigencia de “Alito” Moreno, ni diputados federales o senadores han arropado a su mandatario. ¿Lo están dejando solo?
Mientras que el conflicto destapado por Marko Cortés respecto a los acuerdos de la alianza con el PRI en Coahuila continúa abierta a nivel nacional, nos comentan que, a nivel local, las dirigencias estatales tratan de minimizar el impacto, tomando mayor protagonismo, sobre todo del lado del PAN. Nos dicen que muchos de los actores en las entidades quieren aprovechar la situación y negociar directamente, sin pasar por la mesa a nivel nacional, sobre todo en lo relativo a los montos presupuestales que serán destinados a las campañas y aquellos que serán para actividades partidistas.
Bien por los panistas de Coahuila que calificaron de traidor a su dirigente nacional Marko Cortés: Esther Quintana, Mayra Valdés, Juan Pablo Valdés, Elisa Maldonado, entre otros, estuvieron en contra y criticaron la postura de su dirigente nacional de romper por capricho la alianza con el PRI-UDC-PRD, quien, por lo visto cada vez pierde mayor peso en la toma de decisiones.
Ellos saben que la alianza fue generosa al entregarles posiciones, aun y cuando solo aportaron 81 mil votos contra los casi 650 mil de los priistas en la elección a gobernador de Coahuila.
Si bien el PAN no aparece en la alianza con el PRI-UDC-PRD, algunos “lideres” morales de Acción Nacional en Coahuila, descartaron una ruptura total y aseguraron que la separación sería solo por las alcaldías, pero en las diputaciones federales y el Senado, sí van en alianza federal, pues no pueden romper de tajo lo que empezaron a construir juntos toda vez que van a competir cuando menos en los distritos 5 de Torreón y 3 de Monclova.
A manera de reflexión, el PAN debería voltear a verse en el retrovisor para saber en lo que van a terminar: el PRI termino en lo mismo que se convirtió el PRD, pasar de ser un partido nacional —el de mayor hegemonía en la historia mexicana— a un partido regional; el PAN va a terminar como el PRI, pasar de ser un partido longevo con una militancia solida a nivel nacional a un partido regional con crisis de identidad y traiciones en su militancia. Al tiempo.
Hablando de promesas, nos informan que al diputado federal José Antonio Gutiérrez Jardón ya le avisaron que no irá como candidato a la alcaldía de Torreón. Pero a pregunta expresa de qué pedía a cambio de bajarse, pidió como los panistas, como los juniors: el SIMAS, cuatro regidurías, una dirección y cien puestos administrativos. ¿Le irán a cumplir? ¿También va a pedir como el PAN un documento firmado con los acuerdos?
En la visita de Claudia Sheinbaum se notó, otra vez, que no puede ver ni en pintura a Ricardo Mejía, quien llegó al evento en Ramos Arizpe con Tony Flores quien le disputa la alcaldía de Múzquiz a Tania. Sí, PT contra Morena y son hermanos.
A Mejía no lo subieron al presídium y Claudia Sheinbaum lo saludó con la frialdad. Y cómo no, si la precandidata única de Morena a la presidencia no olvida la traición de Ricardo al presidente López Obrador.
Tampoco olvida, la campaña negra de Mejía Berdeja y de su señora esposa contra el fallecido Armando Guadiana. Y hoy participa en la alianza con Morena bajo sus condiciones.
Claudia Sheinbaum señaló que apoyará al Gobierno de Coahuila: “Coahuila tendrá todo mi apoyo”. En seguridad, en salud, en educación, en protección del medio ambiente, en todo aquello que mejore la calidad de vida de los coahuilenses,
Se nota que, una vez concluido el tiempo electoral, el gobierno de Coahuila ha establecido una línea de respeto, de trabajo y de colaboración con el gobierno federal. ¿Hay pacto entre Manolo Jiménez y Claudia Sheinbaum?
La Unidad Democrática de Coahuila no estuvo dispuesta a negociar lo innegociable, que es la alcaldía de Ciudad Acuña y decidió no ir en alianza con Morena y el PT en la elección de los 38 alcaldes. De tal forma que, para la elección del próximo 2 de junio, Morena irá en alianza solo con el PT.
Morena pretendía llevar por delante candidato o candidata, sin tomar en cuenta la fuerza política que ha demostrado la UDC en la alcaldía de Ciudad Acuña con Emilio de Hoyos y en otros municipios de las regiones Carbonífera y Cinco Manantiales.
Lenin Pérez, líder de la UDC, nunca recibió un buen trato de Morena y del Partido del Trabajo, más de Morena. Un trato de acuerdo a su presencia y su trabajo político y eso acabó con las intenciones de la alianza.
De ser así y el PT también quiera ir con candidatos propios en las alcaldías, de nueva cuenta los partidos políticos de izquierda volverían a estar divididos, como ya ocurrió en la pasada elección para gobernador del Estado y diputados locales.
En este caso, y en perspectiva, le afecta más a Morena la salida de la UDC de lo que podría pesar la del Partido del Trabajo y el Partido Verde, ambos con escaso peso político en todo el Estado.
Pasan las horas y aumenta el número de exgobernadores que buscarán un lugar en el Senado de la República por la oposición. Personajes con un largo kilometraje recorrido, con cientos de batallas políticas ganadas en su haber, cuya misión para el 2024 será evitar a toda costa que Morena obtenga una mayoría calificada en el Congreso.
Pero lo realmente importante para la oposición es sacar provecho de su experiencia como operadores políticos, las relaciones que conservan, sus conocimientos de estados importantes, como Jalisco, Coahuila y Nuevo León por mencionar algunos, en los que se luchará por un caudal de votos.
La conformación de la Cámara Alta será uno de los rasgos distintivos del nuevo gobierno. Todos los partidos tienen el propósito de formar verdaderos trabucos para el 2024.
Por Morena ya están formados, además de Santiago Nieto, personajes como Higinio Martínez, Carlos Lomelí, Omar García Harfuch. Por la oposición levantan la mano Ricardo Anaya, Marko Cortés, Lily Téllez, Enrique Vargas, Luis Donaldo Colosio, “Alito” Moreno, Héctor Astudillo, Enrique de la Madrid y también se habla de Miguel Riquelme y Manlio Fabio Beltrones, entre otros nombres de los más conocidos.
El Senado será epicentro de la lucha política nacional como consecuencia de la elección de junio de este año.
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