MARS - MANOLO, ORÍGENES Y VISIONES DIFERENTES
El Gobernador saliente, Miguel Riquelme, tiene diferencias abismales respecto a su sucesor, Manolo Jiménez.
Mientras que, el primero proviene de la cultura del esfuerzo; el segundo, fue muy afortunado y lo sigue siendo hasta la fecha.
Riquelme se abrió a codazos para entrar y avanzar en la política, sorteó tempestades con cada cambio de gobierno y sobrevivió al “Monstruo Verde”; mientras que Manolo, por provenir de una familia con peso político importante, se puede decir, que entró como cuchillo en mantequilla. Sin regatearle sus méritos propios y, sobre todo, su carisma y don de gente.
Y, aunque hay una diferencia de edad, de 14 años, éstos, en política, tienen un peso específico importante y éste, es el plus que tiene el ex Gobernador y, que lo ha aprovechado de manera excepcional.
A lo largo de su carrera, Riquelme, ha ido amalgamando un grupo variopinto, que lo ha acompañado en toda su carrera; Manolo, ha construido un grupo compacto, con muchas afinidades (varios de ellos, hijos de políticos que, desde hace más de 30 años, formaron un grupo que, a la fecha, tienen poder e influencia en la capital).
Mientras que Riquelme ha escalado posiciones políticas y administrativas, picando piedra y enfrentando retos desafiantes (por las diferencias históricos de los grupos que, en su momento, tuvieron el poder); Manolo lo logró, de forma “natural”, por su influyente familia).
Riquelme, no le debe su trayectoria ni los cargos ejercidos, ni a Eliseo Mendoza, ni a Rogelio Montemayor, ni a Enrique Martínez ni a Humberto y Rubén Moreira, pero siempre ha sido institucional, disciplinado y muy entregado a la política y al servicio público.
Con Rubén Moreira, Riquelme, me imagino por lo que yo he sido testigo, ha de haber tratado sapos para evitar rompimientos, incluso, tuvo que aceptar, que Moreira, impusiera a la mayoría de quienes formaron su gabinete, para evitar una fractura, sabedor, de que los personajes que lo acompañaron durante su gestión, son personajes, no tenían vida política propia que afectaran su gobierno.
A diferencia de Rubén Moreira, Riquelme, como buen político, no interfirió ni le propuso a Manolo, a ninguno de sus ex colaboradores, y, por lo que he visto (al momento de escribir esta columna, el pasado jueves), sólo dos laguneros se incorporarán a su equipo, ambos personajes, hasta donde sé, construyeron, por su cuenta, la relación con el nuevo Gobernador.
Si bien es cierto, que dos laguneros permanecerán en sus respectivos cargos, uno, por la importante labor en la seguridad, mientras el que ha de designar el Gobernador, se empape y se encarrile, sin sobresaltos, a esa responsabilidad.
El otro personaje que continuará, será porque así lo establece la Ley, es el caso del Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, que dejaría el cargo a finales del próximo año.
Y es que, Manolo Jiménez, formó un grupo compacto, desde su paso por la Presidencia Municipal de Saltillo y, una buena parte de sus ex colaboradores, se integrarán a su gabinete de gobierno.
Los idéntica, la posición social, la formación educativa, la edad y, ser hijos de padres de una generación de políticos y funcionarios, que, también, están amalgamados por los mismo motivos que ya describí y, que, algunos, aún figuran en el plano político y de la administración pública. Lo que se puede considerar, como un cambio de estafeta generacional.
Por lo pronto, los saltillenses, recuperaron el poder del Estado, mientras que los laguneros, tendrán que esperar muchos, pero muchos años, para poder regresar por sus fueros. ¡Así es la política!