Nada fácil de responder la pregunta y los que lo han hecho y los que lo hacen correctamente son, seguramente, los que han transformado espiritual y materialmente, no solo su entorno, sino el planeta y algo más.
Un prerrequisito para responder con certeza a la cuestión; Estoy vivo, para qué? es conocerse así mismo. Recordar que no todos los seres vivientes tiene consciencia de su existencia, solamente los seres racionales viables y sanos en sus facultades intelectuales y psicológicas tienen plena consciencias de existencia y vida lo cual los hace aptos para autoconocerse.
Lo que se intuye cuando se sabe que se está vivo es que se está vivo para algo y para algo concreto y específico en lo que debe gastarse la vida. Ese “para algo” es la vocación personal que cada persona humana debe descubrir en sí misma y entre más pronto lo haga mucho mejor.
Luego se está vivo para realizar la vocación, y qué es la vocación?, lo evidente es que los seres humanos realizan infinidad de actividades muy diversas y diferentes entre ellos y aún cuando en actividades semejantes, ejemplo; futbolistas, poetas, mecánicos, enfermeras, cocineras, docentes, cantantes, etc., lo hacen de una manera única.
La vocación es una inclinación o interés que una persona descubre en su interior para encaminarse a una específica forma de vida y actividad permanente y constante que le ayudará a perfeccionarse de manera integral.
Decir vocación es expresar lo esencial de nuestro ser, nuestro diseño interior, aquello que nos configura como persona. Es nuestro proyecto vital.
Todo cobra sentido y se sostiene cuando lo realizado es consecuencia de un “ir rellenando” el esqueleto estructural marcado por la vocación individual de cada uno.
Una personalidad completa y madura es el resultado de una vocación realizada.
Hallar la auténtica vocación y seguirla es la única manera de convertir en obra maestra el diseño de ser, y es también una de las formas más seguras de alcanzar la felicidad, es decir, llegar a una vida lograda. Y de esa manera ser coadyuvante para trabajar por el Bien Común.
¿Qué le pasa a la persona humana que no conoce su vocación?, ¿A dónde va Vicente? a donde va toda la gente”. Una persona que desconoce su vocación no tiene dirección en su vida, actividades y creencias. Es el camino más seguro para malograr su vida,
“Quien no sabe a dónde va, ya llegó”, es una persona sin brújula y sin sentido de orientación, malgasta sus energías, tiempo y recursos en caminos que no tienen metas.
Son muchos los que ignorantes de su vocación, comienzan a trabajar “en lo que salga”, y lo que de allí acostumbra a salir es decepción y hastío. No es culpable el trabajo sino su elección. Mientras el esfuerzo no tenga sentido, servirá para ganar dinero, pero nunca para nuestra realización personal y menos para ayudar a edificar el Bien Común.
¿Cómo se descubre la vocación?, “Allí donde se cruzan tus talentos y las necesidades del mundo, está tu vocación”. – Aristóteles.
Sólo cuando alguien te conoce totalmente, te puede decir: “Deja todo y sígueme”.
Es tu disposición espiritual: tu consciencia, inteligencia y voluntad para encontrar tu llamado interior y el deseo inevitable de seguirlo.
Inicia el descubrimiento: Observando, preguntando y experimentando
¿Qué medios tengo para lograr ese descubrimiento?
Usa las siguientes preguntas para hacer tu auditoría personal (introspección) te ayudarán a ir descubriendo tu vocación: Qué cosas me gustan;Qué libros leo;En qué estoy interesado; Qué cosas hago bien; Cuáles son mis destrezas; Qué formación tengo; Qué conocimientos tengo que puedan interesar a otros; Cuál es mi experiencia; Qué cosas he conseguido con facilidad o con esfuerzo; Hay demanda suficiente del mercado; Cómo sería un día perfecto de mi vida; Dónde me veo en 5 años o más; Además checa tus talentos, lo que te apasiona y que demanda o exige el entorno en el que vives. Si se desea ser feliz se debe seguir la vocación a cualquiera precio y sacrificio, quien traiciona su vocación se condena a una vida esteril y desgraciada para él y a veces para quienes conviven con él. Estimado lector, usted dice la última palabra.