EL DEBATE, QUE NO FUE DEBATE
Un batidillo de insultos, ataques, ofensas y desmadre, resultó el mal llamado debate entre los contendientes por la gubernatura de Coahuila.
Manolo Jiménez, de la Alianza va por México; Armando Guadiana Tijerina, de Morena; Ricardo Mejía Berdeja, por el PT y Lenin Pérez Rivera, por la UDC y el patido Verde.
Un ejercicio, que rebasó todo lo que, se supone, debe ser una confrontación de ideas y proyectos, con el fin, de mostrar conocimiento de la problemática del Estado y las propuestas que cada uno de los contendientes, según el análisis de la problemática, aporte para subsanar las deficiencias y la forma como lo piensa hacer.
Pero nada, limonada. El supuesto debate, fue todo, menos debate.
Desde la organización, ya se veía venir su desarrollo. Desde la entrada de las porras de cada uno de los candidatos, desde ahí, se selló el fracaso.
Luego, los moderadores. Un tipo con -se supone- bastantes tablas (Javier Solórzano) y una militante anti priista, muy protagonista, por cierto, que ha hecho varios programas contra el PRI en algunas regiones de Coahuila. Por lo que, estas personas, lejos de hacer su trabajo con profesionalismo, se dedicaron (sobre todo la muchacha), a intervenir, como si ella fuera una candidata.
Y todo se salió de control. Solo algunos chispazos de ideas y propuestas de dos de los contrincantes, lo demás, fueros ataque y descalificaciones, principalmente, por parte de Ricardo Mejía, quien, a falta de conocimiento, por su largo tiempo viviendo fuera de Coahuila, parecería, que se remitió a los medios de comunicación, para empaparse de lo que sucedió en Coahuila, durante su larga ausencia y, como todo fajador, que siente que ya perdió la pelea, no tuvo otra, más que pegar en las zonas blandas de dos de los contrincantes, Manolo Jiménez y Armando Guadiana.
Resaltó el cinismo de quien, a lo largo de su carrera política, ha cambiado cinco veces de partido; quien abandonó el barco “Morena”, para subirse a una barcaza maltrecha, llamada Partido del Trabajo, todo, con tal de satisfacer sus ambiciones. Además, Mejía, sí puso la paja en el ojo ajeno, pero no se acordó -ni se acordaron sus contrincantes- que el angelito, Ricardo Mejía Berdeja, defendió la reforma que crearía un nuevo padrón de usuarios de telefonía móvil en el que se contemplaba tener datos biométricos de los usuarios, una medida que generó controversia y frente a la que ciudadanos presentaron amparos, ya que, en 2016, el que fuera alto funcionario del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, fue multado por haber estado relacionado con la filtración del padrón electoral en 2010, cuando formaba parte del partido Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano para ofrecerle al mejor postor, lo que, casi le cuesta la cárcel, quedando solo en una amonestación. Así es de honrado el paladín de la honestidad, el tigre que va a despedazar a sus contrincantes. ¡UN FARSANTE, NADA MÁS!
Y mientras tanto en Torresmochas...
El inútil presidentito, -se enreda- perdón, Cepeda, anda cubriendo de cemento cuanto espacio verde se encuentra, gastando el dinero a lo pendejo, mientras los visitantes del Bosque Venustiano Carranza, se quejan por las condiciones lamentables en que se encuentra este importante paseo público, lugar de deportistas y familias, que acuden regularmente. ¿Hasta cuándo -se enreda-?