En resumidas cuentas, Coahuila se encuentra ante un panorama sombrío. Los cuatro candidatos nos quedaron a deber mucho a grado tal que no permitieron definir a la mejor opción, o en este caso, la opción menos perniciosa para Coahuila. El único resultado del debate fue dejar ver la realidad en cuanto a las falencias de cada uno de ellos, desde luego que algunos en mayor gravedad que otros. Empecemos por nivel de gravedad más elevado con el candidato oficialista, Manolo Jiménez, quien ante reiterados cuestionamientos de malos manejos en su administración por parte de la moderadora y ante la pregunta directa de si se van a seguir beneficiando los mismos de siempre, su evasión a las preguntas fue un rotundo sí ante el continuismo de los mismos amigos en el reparto del poder. En lo personal, ese es una de las falencias del actual candidato, encuadrado en un discurso que evidentemente memorizó basado en el olvido y borrón y cuenta nueva, lo cual es sin duda una ofensa para quienes exigimos que se castigue a quienes han saqueado las arcas del erario coahuilense en beneficio de los mismos grupitos de amigos que solo brincan de puesto en puesto. No se puede esperar un cambio si se piensa jugar con los mismos elementos. Señalamientos como que el ICAI y la Fiscalía y el Sistema Estatal Anticorrupción terminan integrados con individuos que una vez finalizado su encargo brincan a la nómina del Estado solo denota la total falta de imparcialidad durante sus respectivos encargos y ante esto el candidato priista no fijó postura concreta. Le sigue el candidato morenista, Armando Guadiana, quien de plano dejó en evidencia que la edad es realmente un factor determinante en su contra como posible gobernador, incapaz de articular palabras e ideas de manera apropiada, solo enfocado en atacar a sus adversarios sin presentar propuestas reales de solución a problemas y señalado por casos de corrupción en sus empresas respondiendo solo con señalamientos banales ante las acusaciones esgrimidas en su contra. Le sigue el candidato Ricardo Mejía Berdeja, quien recibió menos ataques que los dos anteriores, que mostró un poco más de conocimiento, pero que al final no logró establecer propuestas concretas y que perdió tiempo dejando ver su frustración contra el candidato morenista por la imposición del mismo en detrimento propio; casi como enviando un mensaje a la cúpula morenista sobre el error que cometieron, hubiese hecho un mejor papel si la víscera no le hubiese ganado y dejado de atacar al morenista como lo hizo en reiteradas ocasiones. Finalmente, el menos pernicioso de todos, Lenin Pérez, quien se mostró más centrado y con un dominio de los temas en cuestión más profundo, pero con un pasado como legislador oscuro en el que solo propuso, pero no concretó, caracterizado por bloquear en redes a quienes le cuestionan en un acto de censura política y poca tolerancia a la crítica no pasó de ser el Gabriel Quadri del debate, en realidad nadie lo tomó en cuenta y a pesar de señalar que morena divide a la oposición, al final el termina haciendo lo mismo. No hubo un ganador, pero sí se puede establecer un listado del menos peor, en donde el udecista resulta ser el menos dañino para Coahuila, seguido del petista, y finalmente en un empate el morenista y el priista, esperamos que para el segundo debate podamos ver propuestas reales a problemas reales, menos ataques y diatribas y más análisis sobre problemas que enfrenta nuestra Estado.