Pero, antes que nada, iniciaremos esta columna con nuestra típica y tradicional adivinanza ¿Cuál es el nombre del personaje al que mandaron como refuerzo para arreglar la asamblea de elección del presidente de la liga de softbol a favor del candidato oficial y que de la emoción al llegar dejó las llaves adentro coche y con los seguros puestos? Como siempre, les daremos pistas: Es profesor de carrera y amante del softbol, es uno de los principales AMLOVER de la sección 35, conocedor desde hace muchos años del quehacer periodístico, e inclusive, una institución dentro de la liga de softbol magisterial. Si con todas estas pistas no sabe de quién estamos hablando, pregunté por el dientes de ficha, como le dicen de cariño sus amigos, o por el dientes de corcholata, ahora que está de moda entre los AMLO’s.
Entrando en temas políticos partidistas, el que no se cansa de desacreditar a la actual administración sindical es Jesús García Portillo, y es que este personaje, que por cierto no es ni titular, ni suplente del actual comité, fiel a su costumbre le vendió la idea al maestro Arturo Díaz, para que lo apoyara para ser el presidente de la liga magisterial de softbol, con el pretexto que desde esa posición adoctrinaría a todos los equipos y los sumaría al partido Morena. Para desgracia de Portillo, la gente no se lo olvida cuando fue presidente del FSM y como, desde esa posición, siempre los equipos recibieron un trato despótico.
Pero vámonos por partes, diría “Jack el Destripador”, todo empezó cuando se publicó la convocatoria y sin más ni menos bajaron la línea, sin ningún trabajo previo, de qué Portillo era el elegido por el secretario general, lo que causó por demás indignación entre los capitanes y en los equipos. Ya en el proceso y con la asamblea ya instalada, en la mesa de los debates uno a uno le fueron ganado los acuerdos a Portillo y a su gente, que ya para esos momentos se identificaba como la minoría, ante esto, Portillo decidido cometer el peor de los errores gracias a su tremenda soberbia, el de hablarle al maestro Arturo, para que este le diera la orden a su secretario técnico, el profesor Santos Navarro, el cual fue elegido para presidir la asamblea, para que este le diera el gane a Portillo o, mínimo, cancelara la reunión para que no perdiera tan gachote. Sin embargo, y aquí es donde hay que reconocerlo, el maestro Santos Navarro, no cedió a las ambiciones de Portillo y se fajó como los grandes y continuó con la asamblea tomándole protesta legalmente a la nueva presidencia, encabezada por el maestro Sergio Cabral. Finalmente, en acto de cinismo puro, Portillo amenazó con impugnar la elección, enlodando aun más el nombre del maestro Arturo. Sin lugar a dudas, urge sobre manera que el maestro Arturo Díaz se dé cuenta del daño político y de imagen que le ocasiona García Portillo, porqué de continuar siendo su ideólogo, las cosas se pondrán mucho peor.
Ahora que hablamos de personajes que quisieron ser el poder tras el trono y que lo lograron por algún tiempo, cómo no recordar a Omar Hernández, aquel que fue secretario particular de Salcido por casi un año, que hizo y deshizo a su antojo, que gracias al sinnúmero de señalamientos de medios de comunicación y actores políticos, fue que el nacional intervino y le recomendó a Salcido que se lo quitara de encima en los tiempos de Elba Esther Gordillo. Lo mismo hizo Portillo, desde el FSM en los tiempos de Cordero, el cual se ganó el desprecio de toda la estructura sindical y qué, finalmente, lo dejó como titular ilegalmente, ya que para no caldear los ánimos en el congreso donde quedó el profe Mora, a Portillo junto con la Carmela, novia de Cordero, no fueron nombrados en la planilla de unidad y no tomaron protesta estatutaria. El último que se convirtió en algo parecido fue Enrique Amozorrutia, el cual acumuló muchísimo poder en los momentos más difíciles de Mora, familiarmente hablando y en la pandemia, haciéndose del poder tras el trono por casi dos años, para después ser exiliado, antes de que empezara el proceso de cambio de la dirigencia en la sección 35, por meter a Mora en puras broncas.
Hasta la próxima…