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El plagio académico es un lugar muy común entre estudiantes de todos niveles, y ocurre generalmente por dos razones: ignorancia o dolo. La mayoría de los plagios ocurren por la ignorancia del mismo estudiantado que desconocen las reglas básicas de cómo citar o referenciar de manera adecuada a un autor o simplemente porque nunca se les enseñó a hacerlo; en lo personal imparto cátedra en el nivel superior y me sorprende que estudiantes a tan solo un semestre de graduarse desconozcan en su totalidad la forma de citar o referenciar a un autor y recurran al clásico “copy paste” para salir del apuro y continuar con su trabajo de investigación, proyecto o tesis y realmente resulta bastante complicado en esa última etapa tratar de enseñarles a los estudiantes algo que debieron aprender desde preparatoria. Ahora bien, muchos otros casos están cobijados totalmente por el dolo de estudiantes que con tal de terminar su trabajo y obtener el grado recurren a la técnica de copiar y pegar para con ello lograr su cometido. Si a ambos casos le agregamos un asesor o director de tesis que tampoco conoce las reglas de citación o referenciación y que además pudiera actuar también con dolo con el objetivo de revisar todas las tesis posibles para obtener estímulos docentes tenemos como resultado plagio constante en decenas de miles de tesis o tesinas para obtener grados académicos. Por ello no me sorprende en lo absoluto el caso de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Jasmín Esquivel, quien aparentemente plagió parte de su tesis de titulación dentro de la prestigiada UNAM. Hay aproximadamente un 90% de coincidencias de la tesis de la ministra con otro trabajo académico anterior al suyo lo cual supone la existencia casi absoluta de un plagio académico.  El título de la tesis de la ministra: “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 Apartado A”; se parece mucho al título: “Inoperancia del sindicato de los trabajadores de confianza del Artículo 123 Constitucional Apartado A”, que fue presentada un año anterior al de la actual ministra Esquivel. De comprobarse el plagio, la tesis quedaría invalidada y por lo tanto el título de la ministra, de ahí en adelante, desconozco el procedimiento interno dentro de la SCJN con respecto a estos casos en los que desde luego los nombramientos de los magistrados son a propuesta del presidente y electos por los legisladores federales, aunque el reglamento de carrera judicial de poder judicial de la federación es muy claro al señalar los requisitos para ocupar cualquier puesto dentro del poder judicial debe ser el contar con una carrera de licenciatura en Derecho, lo cual al no suceder debería en automático terminar de tajo el servicio de quien no posea ese requisito legal. Al final, si se trata de ignorancia o dolo por parte de la ministra o su asesora de tesis, Martha Rodríguez Ortiz, todavía hay que esperar la resolución final del tribunal universitario quien tendrá la última palabra en este caso que sin duda ha golpeado a la SCJN, a la máxima casa de estudios de México, la UNAM, y sin duda a la comunidad académica en general.