POR: ABEL ALCALÁ H.
Erróneamente son miles de millones en todo el mundo los que creen que los inventos y avances tecnológicos en la diferentes actividades que realiza las personas representan un gran avance en la humanización de los pueblos y por tanto la disminución de todas las calamidades que los azotan con enfermedades, miseria, hambruna, guerras, injusticias, violencia y degradación moral.
Han endiosado tanto a la tecnología que ahora es la panacea (remedio) para todos los males y el camino seguro para volver a los educandos personas de bien, prospero, solidarios, ciudadanos sanos y profesionistas ejemplares y sabios guías de los poderes públicos para llevar al estado ideal de convivencia y progreso a las naciones.
Las ciencias, las creencias, las religiones, las artes, los deportes, la política, la moral, el derecho y las demás actividades posibles deben estar sometidas al imperio de la tecnología, es decir, a lo que dicte y establezca la tecnología en cualquiera campo del conocimiento y actividad humana.
Si la tecnología dice que hay 12 sexos, entonces hay 12 sexos; si la tecnología dice que los animales y las plantas son iguales o superiores al ser humano, entonces así es; si la tecnología dice que la vida inicia a las 14 semanas después de fecundado el óvulo en el vientre de la madre, entonces la vida inicia hasta las 14 semanas; si la tecnología dice que Dios trino no existe, luego dios trino no existe; si la tecnología dice que la verdad y el bien no existen, pues simplemente no existen.
A la tecnología se le tolera todo, se le pasa todo, se le acepta todo, y no se le exige nada, sería faltarle al respeto, no ser incluyentes. Por eso la tecnología dice lo que quiera y se le disculpa que lo muestre, demuestre y compruebe. La tecnología es la fuente de la fe, todo se le cree por fe, la tecnología es dogmática.
Es por eso que los pueblos que son guiados por la tecnología (por los tecnócratas) son los civilizados y los pueblos que son guiados por las ciencias, por la sabiduría, por la tradición, la inteligencia y el sentido común son los pueblos barbaros.
Consideramos a la civilización como una sociedad compleja, y por tanto sus rasgos definitorios son su forma de organización, sus instituciones y su estructura social, su cultura, creencias, tradiciones y costumbres, así como su tecnología disponible y la forma de explotación de los recursos naturales y artefactos.
La barbarie deriva de la palabra bárbaros que eran considerados extranjeros de una comunidad primitiva. Se asocia al salvajismo pues sus comportamientos no demuestran ningún tipo de civilidad. Según la antropología, la humanidad ha pasado por el salvajismo y la barbarie para llegar a desarrollar una civilización.
Estamos ante un dilema moral; que es un conflicto que desafía los valores y creencias de cada persona; se utilizan a menudo para ayudar a la gente a pensar a través del razonamiento de sus creencias y acciones. El dilema es; ¿someternos a la “civilización” de los tecnócratas o a la barbarie de la verdad y el bien.
Piensa y recuerda que a los que defienden la verdad, el bien, la vida, la naturaleza, la dignidad, la trascendencia, la solidaridad, las virtudes y el bien común son etiquetados como salvajes, retrógrados y barbaros.
En cambio quienes se declaran abortistas, a favor de matar a los ancianos, en favor de las drogas, vicios contra natura, progresistas, liberales, adoradores del dinero, placer y poder, son reconocidos como “civilizados” y los llenan de privilegios con leyes e instituciones y dinero para proteger todas sus degeneraciones y asesinatos. ¿Civilización o barbarie? Estimado lector, usted decide.