Torreon, Coah.
Edición:
18-Nov-2024
Año
21
Número:
927
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HIJOS DE UNA MISMA MADRE / 843


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Por:
Abel Alcalá H.
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04-09-2022
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Edición:
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Es muy conocida la frase que reza: “Los hijos son como los dedos de la mano, todos son diferentes” y su común denominador es que los parió la misma mujer, y ese lazo sanguíneo es muy difícil de romper u olvidar.

Es más fácil que los hijos se separen o entren en conflicto cuando la madre que los parió ya no existe o se encuentra incapacitada.  Existen casos en  que la ausencia física de la madre no afecta la cohesión de los hijos y permanecen fieles a los designios inculcados por ella y por su padre.

En una analogía biológica y social dentro del campo de la economía está claro que el capitalismo es hermano del comunismo,  aunque parecen diferentes es sus acciones el objetivo que desean alcanzar es el mismo; Apoderarse de las riquezas, patrimonios, vidas y haciendas de los pueblos.

A pesar que el capitalismo y el comunismo  se presentan como teorías económicas y se sobreponen sobre la antropología, la ciencia moral, la política, el derecho, su naturaleza es ser una religión.

El capitalismo como el comunismo no es una mera fórmula de organizar la producción, el intercambio y la distribución de bienes y servicios, sino que tienen una visión totalizadora y articulada del hombre, una antropología (también una teología) radicalmente anticristiana.

Walter Lippmann, uno de los teóricos del neoliberalismo, afirmando que las “leyes del mercado” exigían un reajuste necesario en el género de vida de las masas y un cambio de las costumbres, leyes, instituciones y las políticas, hasta llegar incluso a transformar” la noción que tiene el hombre de su destino en la tierra y sus ideas acerca de su alma”. Hoy podemos concluir que dicha transformación ya se ha consumado.

El capitalismo y el comunismo, como fieles y buenos hijos de su madre Mammón; que significa “diosa de la avaricia”, su etimología es un demonio al cual denominan como Mammón, representando uno de los pecados capitales como lo es la avaricia, han producido una suerte de estado global y explotador de los pueblos.

Ambos hermanos; comunismo y capitalismo, trabajan en acciones y metas comunes: formar un individuo independiente y egoísta; donde cada persona debe valerse por sí misma, transformar a la sociedad o comunidad en un simple conglomerado de individuos soberanos que no dependen unos de otros ni están sometidos a otros. Solamente sometidos al mercado.

Los capitalistas y comunistas en su afán de dominio y explotación disuelven los auténticos vínculos comunitarios, pues alientan a   las personas a convertirse en autónomos, en independientes, es decir, no deben nada a nadie ni esperan nada de los otros, y solo se comprometen voluntariamente a lo que ellos quieran.

A este dueto le interesa destruir la familia monogámica, desalentar los matrimonios entre hombre y mujer, promover los divorcios,  confrontar los sexos, es decir, a las mujeres (empoderamiento)  contra los hombres, enfrentan a las generaciones y las clases sociales, alejar los centros de trabajo de su hogar, desprestigiar las virtudes de la honestidad, de la castidad, del pudor, del esfuerzo, de la justicia, de la prudencia, dignidad y modestia.

Para la destrucción y animalización de los pueblos promueven leyes con el disfraz de derechos humanos, que los doten de una omnímoda “libertad de elección” y así los disponen a que ellos mismo ayuden en su deshumanización,  cayendo en las trampas de atentar contra su sexualidad (naturaleza), su virtuosidad (vocación) y su vida futura (trascendencia).

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