Una monja se despierta una mañana y decide salir a pasear.
Se levanta de la cama y se pone los zapatos. Mientras camina por el pasillo hacia la cocina del convento, otra monja la mira, sonríe y dice: “¡Alguien se ha levantado del lado izquierdo esta mañana!”.
A ella le parece un poco extraño, pero decide ignorarlo y sigue caminando.
Unos instantes después se cruza con otra monja que le dice: “¡Alguien se ha levantado del lado izquierdo esta mañana!”.
Al final del pasillo y después de 5 encuentros más la monja está FURIOSA, y se dirige directamente al despacho de la madre superiora y abre la puerta de golpe.
La Madre Superiora va a hablar, cuando la otra grita: “¡No te atrevas a decirme que esta mañana me he levantado del lado equivocado de la cama! ES LO ÚNICO QUE HE OÍDO ESTA MAÑANA Y ESTOY HARTA”.
La Madre Superiora, atónita, dice con calma: “¡No iba a decirte nada de eso, hermana! Sólo iba a preguntar… ¿por qué llevas las zapatillas del obispo?”