Torreon, Coah.
Edición:
07-Oct-2024
Año
21
Número:
921
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TRINADAS / 828


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Por:
Sin Censura
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17-06-2022
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Edición:

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Harold tiene 95 años y vive en una residencia de ancianos.

Todas las noches, después de la cena, Harold va a un jardín aislado detrás del Centro para sentarse y reflexionar sobre sus logros y su larga vida.

Una noche, Mildred, de 87 años, entra en el jardín. Empiezan a charlar y, antes de darse cuenta, han pasado varias horas.

Tras una breve pausa en su conversación, Harold se dirige a Mildred y le pregunta: “¿Sabes qué es lo que más echo de menos?”.

Ella pregunta: “¿Qué?”.

“¡El sexo!”, responde él. Mildred exclama: “¿Por qué, viejo pedorro? No se te levantaría ni aunque te pusiera una pistola en la cabeza”.

“Lo sé”, dice Harold, “pero estaría bien que una mujer pudiera aguantar un rato”.

“Bueno, yo puedo hacerlo”, dice Mildred, que le baja la cremallera de los pantalones, le quita la virilidad y procede a sujetarla.

Después, acuerdan reunirse en secreto cada noche en el jardín, donde se sentaban a hablar y Mildred sostenía la hombría de Harold.

Una noche, Harold no aparece en su lugar de encuentro habitual.

Alarmada, Mildred decidió encontrar a Harold y asegurarse de que estaba bien.

Caminó por la residencia de ancianos y lo encontró sentado junto a la piscina con Ethel, otra residente, ¡que estaba sujetando la virilidad de Harold!

Furiosa, Mildred le gritó: “¡Eres un hijo de pu...&%$..a! ¿Qué tiene Ethel que no tenga yo?”.

El viejo Harold sonrió felizmente y contestó: “Parkinson”.

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