POR: ABEL ALCALÁ H.
En la historia de la humanidad siempre ha habido actos criminales horribles del hombre en contra de sus semejantes de todas las edades y actos terribles sobre otros vivientes y es a través de las diversas ciencias que las personas buscan conocer las causas que las expliquen y desarrollar métodos preventivos para evitar que se repitan esas atrocidades.
Y el punto de coincidencia de la mayoría de los pueblos es que la respuesta para evitar esos holocaustos individuales y masivos de personas y pueblos enteros está en la educación de los infantes hasta la mayoría de edad.
Es importante destacar la importancia no solo del derecho a la educación sino también de la obligación de la educación de toda la comunidad para educarlos a vivir en paz consigo mismo, la familia, la sociedad y su entorno.
Por esta razón la educación debe estar tutelada por la propia familia, la comunidad y subsidiariamente por el poder político, con esta medida se evita la manipulación mental de los infantes, jóvenes y estudiantes para propósitos no dignos con intereses facciosos y denigrantes de los gobernantes.
Lo anterior mencionado sobre la educación que es obvio o evidente no le embona al actual presidente de la república mexicana e invierte el proceso de la “educación”; primero coloca al gobierno, luego a la comunidad y finalmente a la familia. Lo hace con la intención de deformar las mentes de los educando e imponer su ideología, su visión reductora de ser humano y para someterlo a los dictados de los grandes capitales plutocráticos y oligárquicos del mundo globalizado.
La educación es exclusiva para el ser humano; ya que a las maquinas se les programa, a los animales se les adiestra y a las plantas se les cultiva, tratar al hombre como máquina, animal o planta muestra la más perversa intención de manipuleo con la insana intención de frustrar su desarrollo, perfeccionamiento y realización vocacional.
Un ser humano no educado o mal educado no será benéfico para sí mismo, su familia, comunidad y país, siempre será una carga social con problemas de salud, integración y solidaridad, lo anterior en perjuicio de todo (mal común).
La importancia de la educación radica en que los pedagogos, mentores y antropólogos son los capacitados para ayudar a desarrollar la naturaleza humana del educando que lleva en sí mismo aptitud y facultades espirituales y corporales, las que llevará a su perfeccionamiento con la ayuda de su familia y pedagogos.
Sabemos que el ser humano es imperfecto y precario, al nacer no es capaz de valerse por sí mismo y requiere los cuidados de sus progenitores, familia e instituciones de salud y luego de los educadores para prepararlo a colaborar por el bien común y propio.
Al distorsionar la labor educativa por parte de los gobernantes e imponerles su ideología están deformando al discente y por tanto desarrollando en él una mente antisocial.
La esencia de la educación es desarrollar hábitos buenos (virtudes) y disminuir o evitar los hábitos malos (vicios) en cada uno de los alumnos, para que por sí mismo logren perfeccionar sus facultades intelectuales y volitivas que ordenarán y guiarán las facultades inferiores que aplicaran en las ciencias teóricas y prácticas, en las técnicas y artes y en los oficios.
Las operaciones, inclinaciones y hábitos racionales de la persona, aun siendo de por sí espirituales, siempre tienen alguna base sensitiva (perceptiva, emocional), a través de la cual están enraizados en el cerebro. Por eso, sin un adecuado funcionamiento cerebral, las capacidades espirituales de la persona no pueden ejercerse.
Desde la infancia, el cerebro tiene que “hacerse”, lo que depende de la experiencia de cada uno en interacción con el ambiente. El aprendizaje se basa en la formación de sinapsis y circuitos que quedan impresos en la memoria. Esto permite que las operaciones correspondientes sean fáciles, prontas, fluidas y agradables y, si se configuran como memoria procedimental, que sean ejercidas casi automáticamente con una menor intervención de la conciencia.
Este fenómeno puede verse también en la perspectiva neural. Los vicios, siendo deformaciones psicológicas, cierran posibilidades al cerebro, especialmente cuando afectan a su parte sensitiva (intemperancia, adicciones, desórdenes sexuales, pereza o falta de hábitos necesarios). El sujeto con vicios arraigados ya no puede aprender tanto. En el cerebro de la persona viciosa, además, faltan rutas hechas, que más tarde es difícil construir.
Las virtudes cognitivas y afectivas, raíces de una conducta personal floreciente, implican un empeño de la libertad personal. Dan una sinergia positiva –armoniosa– entre las cualidades de la persona. La fidelidad conyugal, la castidad, la perseverancia, la serenidad, la laboriosidad, la cooperación, no se pueden obtener con otros medios. Las virtudes implican, en definitiva, un potenciamiento del cerebro en su dimensión intencional y personal.
Atrofiar las mentes con ideologías y mentiras es predisponer a la persona a actos criminales que dañan la comunidad ahí están los millones de abortos, asesinatos de hombres y mujeres, tráfico de personas, millones de seres humanos destruidos por sus adicciones. La conclusión es que el actual gobierno federal está formando mentes criminales. Lector usted dice la última palabra.