POR: RAUL AMADOR SIFUENTES
Torreón Coahuila.-
Todavía estaba fresco el triunfo de Jaime Rodríguez, alias “El Bronco”, como Gobernador de Nuevo León, cuando a Román -se enreda-, perdón, Cepeda, se le ocurrió una fantástica idea: inventar que iría como candidato indenpendiente, por la gubernatura de Coahuila, para tratar de que lo “negociaran”, para alcanzar una posición en el gabinete de Miguel Riquelme, virtual Gobernador de Coahuila.
Solo que a -se enreda-, perdón, Cepeda, le faltó pólvora y, como siempre, perdiendo gana, sin aportar ni un centavo a las campañas, ni un equipo propio, Riquelme, lo hizo diputado local, sin ningún problema.
Fue ahí, que me dí cuenta, de que el tipo esta hueco, está vacío, no tiene ideas, solo rollo, rollo y más rollo.
Hoy que ya es alcalde de Torreón, no ha cumplido con la promesa, que fue la insignia de su campaña: dotar de agua a todos los ciudadanos del Municipio de Torreón, cosa que, obviamente, no ha cumplido; por el contrario, el problema se ha agravado y, ante los crecientes reclamos de quienes confiaron en él, sale con puras mentiras: que el vandalismo en las norias; que los apagones por parte de la Comisión Federal de Electricidad y mil y una excusa más.
Lo cierto es que le quedó muy grande el cargo, pues todos los años que lleva en la administración pública y como legislador, nunca pensó que gobernar un municipio tan complejo como Torreón, iban a evidenciar sus limitaciones, carencias, falta de carácter y sus marrullerías.
Casi 100 días al frente del Municipio, y todos han sido reuniones, convenios y toda clase de actividades sin trascendencia. ¡UNA NULIDAD, EL SEÑOR!
