POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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Veo en redes un debate absurdo sobre el tema de la revocación de mandato; mecanismo de participación ciudadana que habrá de implementarse el próximo 10 de abril para consultarnos a los ciudadanos mexicanos si estamos de acuerdo con que el presidente Andrés Manuel López Obrador continue en su cargo o renuncie a la presidencia por la pérdida de confianza. Y es absurdo porque ni siquiera debería estarse discutiendo si es necesaria o no, en lo personal creo que debería hacerse cada sexenio a partir del actual; y por qué no, replicarse en Estados y Municipios. La revocación es un proceso complicado, legal, del cual se encarga el INE como autoridad electoral, y se lleva a cabo a solicitud de los ciudadanos mexicanos, independientemente de su filiación partidista. Los detractores dicen que el gobierno la promueve; desde luego que debe hacerlo, pues fue idea de este gobierno que esta ley naciera y los militantes o simpatizantes del presidente son ciudadanos antes que todo y tienen el derecho de hacerlo, además no se trata de una tarea simple; pues se requieren reunir apoyo del 3% de los ciudadanos inscritos en el listado nominal, que residan en por lo menos 17 entidades federativas y que cada entidad aporte por lo menos el 3% de dicho apoyo ciudadano, es decir, una ardua tarea como para ser simplificada a un capricho presidencial. En total se reunieron 2.7 millones de firmas. Esta complejidad vuelve la revocación un asunto bastante serio. Por otra parte, la revocación es un mecanismo que por ley se puede solicitar en los tres meses posteriores al tercer año de gobierno del presidente de la república, lo que nos da la oportunidad de librarnos de malos gobiernos, y es que nos hemos quejado históricamente de malos gobiernos que hemos tenido que soportar y se presenta ahora una oportunidad de oro para poder ejercer nuestro respaldo o rechazo al actual gobierno. Hay que señalar que se requiere el 40% de la participación del listado nominal para volver válida la elección y los resultados son vinculatorios, es decir, el presidente está obligado a renunciar y el congreso debe nombrar a un sucesor. Finalmente, la revocación es un mecanismo de participación ciudadana que se implementa en países desarrollados; un ejemplo de ello es el Estado de California, en donde en el año 2003 mediante revocación el gobernador Gray Davis fue reemplazado por el actor Arnold Schwarzenegger; lo mismo sucede en el Reino Unido en donde parlamentarios y alcaldes han sido removidos de sus cargos a través del dispositivo de revocación y lo mismo ha sucedido en Japón, Alemania, Polonia y Perú. Se trata, entonces, de un mecanismo que funciona, que es trascendente y que es saludable para nuestro sistema democrático; el cual debe ser promovido (están obligados por ley) por todos los partidos políticos por tratarse de dispositivos democráticos de gran calado. Por todo lo mencionado, es absurdo seguir debatiendo sobre su implementación, la fobia y odio al presidente por algunas personas los hacen despotricar contra la revocación y les nubla el juicio sobre la pertinencia y necesidad de contar con este positivo mecanismo de participación y empoderamiento ciudadano.
