POR: ABEL ALCALÁ H.
“Amarás a tu prójimo como a tí mismo, sin importar quién sea ese prójimo y cuál relación mantenga contigo”, esta sentencia no es una invitación, es un mandamiento.
Los mandamientos, también conocidos como el Decálogo, son un conjunto de principios éticos y de adoración, que juegan papel importante en el cristianismo.
Mandamiento también significa: Orden dada por alguien con autoridad para hacerlo y también precepto que forma parte del decálogo que, según los cristianos entregó Dios trino a Moisés en el monte Sinaí.
Como sabemos una mayoría de mexicanos el término” amor” entre los cristianos católicos significa servir al prójimo, cómo servirlo; hacerle el bien y evitarle el mal. Recordemos; “ Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."
También el prójimo tiene necesidades espirituales (no materiales) a las que por amor (caridad, misericordia) debemos atender y ayudarlo, a eso le llamo: humanizar al prójimo.
La Real Academia Española (RAE) define “Humanizar” como “Hacer que algo o alguien tenga un aspecto o naturaleza humana o muestre influencia de los seres humanos, o conferir carácter más humanos (en el sentido moral), hacer algo más amable, justo o menos riguroso”.
Sabemos por las ciencias ontológica y genética que desde la concepción (unión del ovulo XX y el espermatozoide XY) se tiene un ser racional (compuesto substancial de materia y forma) llamada también persona humana.
De igual manera conocemos por las ciencias antropológicas y Ética que la naturaleza de esa persona humana venida a la existencia, que se encuentra en estado precario y con total dependencia de sus progenitores, debe humanizarse, ya que por sí misma no puede hacerlo, (nadie da lo que no tienen).
Es solamente, es únicamente a través de la educación como se puede y lograr humanizar a otra criatura de la especie humana (homo sapiens), ciertamente el hombre ya es criatura humana, solo que dejado a su suerte no sobrevive y menos se puede cultivarse a sí mismo. Luego educarlo es humanizarlo.
Estimado lector observe a su alrededor la conducta, la actitud, la obras y acciones de sus prójimos y piense si es posible distinguir a una persona educado de otra que no lo está?
Presento a continuación dos sucesos con la intención de sacar conclusiones: primer caso; En un pueblo educado se suspendió el servicio de los semáforos por 24 horas, en ese tiempo no ocurrieron accidentes ni se impusieron multas. Segundo caso; En un pueblo muy poco educado funcionó el servicio de semáforos normalmente por las mismas 24 horas, en ese lapso ocurrieron 67 accidentes y se impusieron 50 multas. Ahora concluyamos: a qué se debe la diferencia de resultados; Acaso se deberá a que los agentes de tránsito son corrupto o que la gasolina es de mala calidad o que la educación te hace prudente y buen conductor.
Este ejemplo lo podemos aplicar a otros casos, como; Por qué una ciudad es más limpia que otra, por qué en un lugar se respeta más al peatón que en otro, por qué un pueblo tiene mejores gobernantes que otro; por qué una región se progresa mejor que otra, por qué se imparte mejor justicia en un estado que en otro, por qué hay mejor sistema de salud en un pueblo que en otro, la repuesta siempre es la misma; la educación marca la diferencia.
Si no educamos al prójimo si no humanizamos al prójimo, entonces atengámonos a las consecuencias de su perversidad, maldad y violencia: Lo más pequeño de todo lo que existe en este mundo, según todas las ciencias humanísticas, es la amabilidad humana. Usted lector dice la última palabra.