Torreon, Coah.
Edición:
02-Dic-2024
Año
21
Número:
929
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LOS INDÍGENAS Y LA 4T / 797


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Por:
Sin Censura
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26-09-2021
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Edición:

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POR: MIGUEL ÁNGEL SAUCEDO L.

 “Miren: a López Obrador hay que ponerle atención.

Este cuate va a llegar lejos porque tiene carisma y mucho activismo.

Hay que ponerle atención”.

Subcomandante Marcos, 1996.

 

La relación entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, y eso que López Obrador bautizó como Cuarta Transformación, no es buena. Si alguna vez AMLO y el Subcomandante Marcos pudieron posar juntos para la foto fue hace mucho tiempo y, desde entonces, muchas cosas han pasado. Coincidieron en la foto porque coincidían en algunas posturas políticas, sólo en algunas. En aquellos años, mediados de los noventas, López Obrador era candidato al gobierno de Tabasco y se enfrentaba al chapucero Carlos Madrazo, candidato del PRI. AMLO sabía del fraude que preparaba Madrazo y, para contrarrestarlo, buscó el apoyo del EZLN. Por eso conversaron por primera vez en 1994, se desconocen los términos de la conversación y los acuerdos, si es que los hubo, aunque López Obrador afirma, en su libro “Entre la historia y la esperanza”, que Marcos le ofreció apoyo en su lucha.

Un segundo encuentro AMLO-Marcos, se llevó a cabo en 1996, en el Museo del Carmen en San Cristobal de las Casas, en el marco de una Mesa Política para la Reforma del Estado organizada por los zapatistas. Fue un encuentro breve, muy breve y, hasta donde se sabe, el último hasta la fecha. Desde entonces no se reúnen y, se asume, no se comunican. Lo obvio es que los caminos que siguen son divergentes.  Uno busca una revolución, el otro busca una cuarta transformación. Largos caminos que se han cruzado un par de veces, pero que ahora se presentan con destinos diferentes. Existen posibilidades de ignorarse mutuamente, pero también el riesgo de la confrontación, la posibilidad del choque de trenes.

Los dos actores, AMLO y Marcos, para expresarlo en términos excesivamente simplificados, pueden terminar peleando los mismos espacios. De hecho, ya lo están haciendo. La construcción de la infraestructura requerida por el Tren Maya afecta a comunidades que simpatizan con el EZLN y, por lo tanto, se crean las condiciones para la confrontación, una vez que ya se han expresado las divergencias ideológicas, las muy diferentes versiones de país que proponen una y otra fuerza. Eso es lo malo.

Lo peor es que la presencia del Estado mexicano en Chiapas se concreta en el gobierno estatal, en este caso encabezado por Rutilio Escandón y aquí es donde la puerca tuerce el rabo. Resulta que el gobernador Rutilio es el esposo de Rosalinda López, hoy administradora general de Auditoría Fiscal Federal del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y, además, hermana del nuevo secretario de Gobernación. Nada nuevo bajo el sol, poderosas familias que construyen alianzas con otras familias de igual o superior poderío, excepto que tanto poder a veces marea. Y ese es el caso, de acuerdo con lo afirmado por el Subcomandante Marcos, hoy Subcomandante Galeano, que denuncia las tropelías del gobernador, incluyendo secuestros de miembros del EZLN por parte del gobierno chiapaneco, y que amenazan con reavivar las hostilidades militares entre los zapatistas y el Estado mexicano.

El último comunicado del EZLN denuncia las tropelías del gobernador y amenaza con resolver ese problema en el plano militar. En otras palabras, las posibilidades de reiniciar las hostilidades entre zapatistas y ejército mexicano son crecientes. El llamado zapatista es a que el Estado mexicano ponga orden en Chiapas. De otra manera, el riego de guerra con nuestros compatriotas indígenas es inminente, aunque nos sintamos, social y geográficamente, muy lejos de las contradicciones que no son chiapanecas sino del país.

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