POR: REDACCIÓN
Francisco I. Madero, Coahuila.–
Juan Carlos Perales Esparza llegó al mundo de la política maderense sin proponérselo, y a invitación directa del actual alcalde, Jonathan Ávalos Rodríguez, a quien, dice, no conocía hasta que le propusieron sumarse a la planilla de MORENA como primer regidor, gracias a la fama que como maestro de profesión se forjó como luchador social, con lo que ganó el apodo de “El Toro”.
En un principio se negó, pero ante la insistencia decidió aceptar y fue parte de la planilla que consiguió la histórica alternancia en un municipio que solo había tenido gobiernos priistas. Pero contrario a lo que tal vez esperaban de él, Perales Esparza se convirtió en un personaje sumamente incómodo para el alcalde, de quien, dice, no soporta críticas ni señalamientos.
La relación entre ambos morenistas se fue desdibujando hasta que, de forma arbitraria, el alcalde le ordenó al contralor municipal, Armando de León Solís, que investigara y sancionara al primer regidor, algo totalmente fuera de sus atribuciones, pues Perales Esparza es una autoridad electa. Por supuesto, el edil maderense ya ha emprendido acciones legales en contra de quienes han lesionado sus derechos, mismas que tendrán consecuencias importantes para los involucrados, y que relataremos a continuación en estas páginas.
IRREGULARIDAD TRAS IRREGULARIDAD
No son pocas las irregularidades cometidas por la administración que encabeza Jonathan Ávalos, quien ya como director del ISSSTE en aquel municipio fue señalado por no comprobar el uso del presupuesto de dicha institución sanitaria. Desde el principio de su gobierno, Perales Esparza se dio cuenta del desaseo con que se trabaja en el cabildo maderense. De entrada, denunció que se saltaban a las comisiones, y los asuntos, fuese cual fuese, se subían directamente al cabildo, “en una franca violación al artículo 112 del código municipal”, dice el regidor en entrevista con Sin Censura.
Y añade: “recuerdo una sesión en la que querían autorizar un préstamo por 20 millones de pesos, y no pasa por la comisión correspondiente, entonces, en asuntos generales, les hago señalamiento, y así me respondieron: que chingados nos va a hacer güey”. Por la falta en el procedimiento, el préstamo, finalmente, no fue autorizado.
El punto de quiebre se dio cuando el regidor Perales Esparza hizo públicas las observaciones que la Auditoría Superior del Estado le hizo a la administración de Jonathan Ávalos del ejercicio 2019, por más de 8 millones de pesos, mismas que nunca fueron solventadas y que, muy seguramente, en algún momento tendrán consecuencias.
Al respecto, el entrevistado señaló: “cuando hice públicas las observaciones me hizo un proceso de inhabilitación, y el contralor fue la parte sustanciadora, investigadora y ejecutora. A partir de que el alcalde dio la orden, y en un mes me inhabilitan”.
Por supuesto, Perales Esparza se asesoró legalmente, y un abogado le sugirió ampararse, algo que no hizo, pues su intención es que la violación que hicieron a sus derechos tenga consecuencias legales. “El abogado me recomendó esperar a que se consumaran los hechos, me dice: espérate, porque te van a suspender el sueldo, no te van a dejar entrar a las comisiones, no te van a dejar entrar a las sesiones de cabildo, y ese sí ya es un delito”.
El primer regidor recurrió al tribunal electoral, con sede en Saltillo, mismo que se declaró incompetente para conocer del caso. Entonces, el asunto se radicó en la sala regional, con sede en Monterrey, que también se declaró incompetente. Ante tal situación, Perales Esparza decidió acudir al “Tribunal Estatal Administrativo, y en ese sentido voy, en la defensa de mis derechos político electorales”.
“Pero también –continúa- puse una demanda penal en contra del contralor, pero está atorada en el ministerio público por tráfico de influencias, pero sé que finalmente se va a resolver a mi favor”, dice Perales Esparza.
Todo lo anterior, le ha significado al regidor una persecución política y una vigilancia permanente, pues una patrulla de seguridad pública lo sigue a donde quiera que va, por eso, dice: “hago responsable al alcalde de cualquier cosa que me suceda, a mí o cualquier persona cercana”, concluye.