POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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La pandemia que sigue recrudeciéndose y parece no tener fin ha dejado secuelas en materia económica seriamente devastadoras durante la primera ola que hundieron nuestra economía en aproximadamente un 8.5% del PIB; lo cual sin duda alguna causó desempleo y pobreza; sin embargo, las previsiones de crecimiento para 2021 plantearon un panorama de mejora con respecto al 2020; lo cual era necesario a pesar de la segunda y tercera ola de covid. La previsión de crecimiento según el Fondo Monetario Internacional (FMI) para este año 2021 es de un 6.3%, lo cual representa regresar a un estadio similar a la prepandemia, lo cual es esperanzador, pero no suficiente. La llegada de un presidente nuevo a los Estados Unidos generó incertidumbre en nuestra economía sobre todo en el contexto de crisis sanitaria, sin embargo, el anuncio reciente de la estrategia del presidente Joe Biden, conocida como “proyecto Biden” parece ser el impulso que nuestra economía necesita para repuntar nuevamente, ya que se trata de un plan bastante ambicioso de inyección de recursos que de manera indirecta traerá beneficios a nuestro país en materia económica. El estribillo de que “si a los Estados Unidos le da un catarro a México le da una pulmonía” funciona también a la inversa, si a los estadunidenses les va bien, a nosotros también. El Proyecto Biden es un ambicioso plan de inyección de recursos por la cantidad de 1.2 billones de dólares, para dimensionarlo, el equivalente al PIB anual de México. Se estiman 550 mil millones de dólares de nuevo gasto federal a invertirse durante los próximos cinco años. Los expertos estiman que las exportaciones de nuestros empresarios podrían duplicarse gracias a esta inversión en infraestructura que los estadunidenses inyectarán (carreteras, puentes, redes eléctricas, ferrocarriles, etc.), por ello es imprescindible que nuestro gobierno a la par trace proyectos para aprovechar lo que el presidente Biden considera será un BOOM a largo plazo. Nuestro país tiene oportunidades de crecimiento en los sectores automotriz, electrónico, cemento, o proveedores del sector de la construcción, lo cual parece indicar beneficios importantes en el mediano plazo. No todas las noticias son malas, es cierto que nos encontramos inmersos en la tercera ola, que la actividad económica se ve nuevamente amenazada por el covid y sus inevitables variantes y la indolencia de muchos habitantes, pero este proyecto en el vecino país del norte resulta ser un haz de luz en una oscuridad que parece no terminar y que sin duda ha afectado a quienes menos tienen, porque las afectaciones de la pandemia no solo son sanitarias ni educativas, sino económicas, y es en este último rubro en lo que debemos fortalecernos para atender los dos primeros. Se avecina un superávit en la balanza comercial con el plan de 8 años de Biden, lo cual significa más empleos y más exportaciones y por añadidura crecimiento de nuestro PIB. Como lo dije: no todo es malo y la recuperación económica será factor decisivo para la nueva normalidad en la cual nos encontramos en proceso de asimilación y adaptación.