POR: EDUARDO GRANADOS PALMA
Analista internacional
En Seguridad Pública,
Inteligencia y Defensa.
www.ciasid.org
Superando toda película de ficción el presidente de Haití Jovenel Moïse fue ejecutado a tiros en un ataque armado dentro de la propia residencia presidencial. En el asalto también resultó herida la primera dama, Martine Moïse, quien fue trasladada a un hospital del área de Miami, EE.UU., para ser atendida. Las fuerzas de seguridad mataron a cuatro mercenarios durante un tiroteo con los sospechosos de asesinar a Moïse, dos de los atacantes fueron detenidos y tres agentes que fueron tomados como rehenes quedaron en libertad en el operativo policial en Puerto Príncipe. El atentado fue perpetrado por atacantes profesionales que habían llegado a la residencia del presidente afirmando falsamente ser agentes de la Administración para el Control de Drogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés). El 28 de noviembre de 2016, cuando se confirmó que había ganado las elecciones, desde un lujoso hotel de Puerto Príncipe, dijo: "Le hago un llamado a la juventud del país, a todos los haitianos que viven en el exterior, a todos los profesionales del país para que se comprometan a mi lado para poner al país de pie, porque Haití está de rodillas". Moïse era un total desconocido en la primavera de 2015, cuando el expresidente Michel Martelly lo nominó como candidato a la presidencia del partido de centroderecha Tèt Kale, que él mismo había fundado en 2012. Una de sus cartas de presentación durante la campaña electoral haitiana fue su origen rural. Su segunda bandera fue el éxito logrado en algunas de sus iniciativas empresariales. Así consiguió llegarle al electorado de regiones con grandes dificultades económicas, presentándose como un ejemplo de que era posible salir adelante. Cuando asumió la presidencia de Haití el 7 de febrero, era la primera vez que Moïse ocupaba un cargo público en su vida y su tiempo en la presidencia del país fue difícil. Se enfrentó a acusaciones de corrupción y tuvo que lidiar con olas de protestas antigubernamentales que a menudo eran violentas. A principios de este año, otra ola de protestas generalizadas sacudieron la capital y otras ciudades del país pues mucha gente exigía su renuncia. De acuerdo con la oposición haitiana, el mandato de cinco años de Moïse debería haber terminado el 7 de febrero de 2021, cinco años después de la dimisión de Martelly. Sin embargo, alegaba que le quedaba un año más en el puesto, pues no asumió la presidencia sino hasta el 7 de febrero de 2017. La demora de un año se debió a las acusaciones de fraude electoral que finalmente lograron que se anulara el resultado de las elecciones de 2015 y se organizaran nuevas elecciones, en las que él obtuvo la mayoría de los votos. Ese mismo día en que sus oponentes consideraban que su mandato debería haber terminado, Moïse informó que se había frustrado un golpe de Estado para derrocar a su gobierno y asesinarlo. Después, en octubre de 2019, suspendió por dos años las elecciones parlamentarias. En enero de 2020 Jovenel Moïse disolvió el parlamento y empezó a gobernar por decreto. Las elecciones para un nuevo parlamento deberían realizarse en octubre de 2021, es decir, un mes después de las presidenciales de septiembre de este año, a las que no podía presentarse. Sin embargo, para ese mismo día, el ahora fallecido mandatario había convocado a un referendo para una nueva constitución. Aunque él decía que era para modernizar la Carta Magna, sus críticos sospechan que quería eliminar el artículo que impedía su reelección. A casi 5 años de esa jornada electoral, Moïse fue asesinado y el país se encuentra más polarizado y empobrecido que nunca.