POR: REDACCIÓN
Torreón, Coahuila.–
Hace ya más de un año que más de 30 millones de estudiantes toman sus clases de manera virtual derivado de la pandemia por la aparición de la COVID-19, que se ha cobrado la vida de millones de personas a nivel mundial y que tiene todavía paralizadas muchas actividades de la vida diaria, entre ellas, la educación.
El 17 de marzo del año pasado, el gobierno de México, a través de la Secretaría de Educación Pública, adelantaba dos semanas las vacaciones de Semana Santa y mandaba a todos los estudiantes a su casa para evitar la propagación del mortal virus que golpeó con fuerza a nuestro país que registra hasta el momento más de 2 millones y medio de contagios y más de 233 mil decesos, según las cifras oficiales.
Como consecuencia, el modelo educativo virtual ha demostrado tener graves falencias, pues no pocos padres de familia y maestros coinciden en que el presente año escolar bien puede darse por perdido, pues muchos alumnos no han tenido el aprendizaje esperado, lo que ha traído como consecuencia que algunos padres de familia haya solicitado reinscribir a sus hijos en el mismo grado escolar o, de plano, darlos de baja, lo que ha disparado la deserción escolar en muchos centros educativos tanto privados como públicos.
DESERCIÓN
No son pocos los padres de familia que dan por perdido el año escolar, tanto, que han preguntado a los maestros de sus hijos si es posible inscribirlos en el mismo año que cursaron en el ciclo que está por concluir. La respuesta es siempre la misma: el sistema no lo permite. Y es que el modo virtual nomás no funcionó, pues la mayoría de los estudiantes vieron la contingencia como un largo periodo vacacional que todavía no termina.
La falta de compromiso no tendrá consecuencias, los alumnos, todos, pasarán en automático al siguiente año, hayan entregado trabajos o no. La instrucción es que, a como dé lugar, todos los estudiantes pasen de año. Citlalli, profesora de matemáticas de 38 años relata para Sin Censura: “Es triste ver la falta de compromiso. Nos piden que andemos atrás de los muchachos y de sus papás, pero te topas con el desinterés. Publican fotos de que andan en la playa o de paseo y cuando les preguntas por los trabajos te dicen que no tienen internet ni dinero para poner datos, pero los ves todo el día en redes sociales, entonces, es la falta de compromiso porque saben que al final van a pasar de año”.
Dicha situación ha derivado en un rezago importante, y en una deserción escolar considerable, según relata a este semanario la maestra de nivel secundaria: “tenemos en promedio un abandono de entre tres y cuatro alumnos por grupo, que decidieron mejor dejar la escuela y esperar a clases presenciales, pero sabemos que, tristemente, muchos de ellos no volverán a la escuela”.
“Es cifra es altísima –continúa la docente- pues anualmente teníamos entre cuatro y cinco bajas, pero en toda la escuela, ahora estamos hablando que ese es el número de bajas que tenemos por grupo, el aumento en la deserción es enorme”.
Pero esta situación no se da solo a nivel medio superior, también en el básico. Anabell, maestra de kínder de 35 años, relata para esta casa editorial: “la situación con nosotros está difícil. Tuvimos en promedio la baja de cinco niños por grupo, que no están estudiando y que volverán a la escuela con graves carencias en su formación inicial”.
Anabell es maestra del turno matutino, y si en su turno la situación es alarmante, sus compañeros del turno vespertino viven una situación de llamar la atención: “en la tarde la situación está mucho peor. De los seis grupos que se abren cada año para niños de nuevo ingreso solo se han logrado ocupar dos, y ya oficialmente cerraron un grupo de 30 niños porque no se van a completar los grupos, esa es la realidad”.
Lo mismo sucede en las primarias, según relata Paty, quien trabaja en control escolar: “cada año tenemos entre 80 y 90 niños de nuevo ingreso, este año no vamos a llegar ni a 40, es una caída del 50 por ciento con respecto a la demanda de años anteriores”.
Lo cierto es que la contingencia no está ni cerca de concluir. Si bien es cierto que ya millones de ciudadanos han sido vacunados, entre ellos todos los maestros del sistema educativo público y privado, los más de 30 millones de alumnos de todos los niveles que hay en nuestro país no han sido inoculados, por lo que el regreso a clases en agosto no parece ser una posibilidad, aunado a que se espera una tercera oleada de COVID-19, con variantes agresivas como la DELTA, cuya presencia ya se ha detectado en más de cien países, incluido el nuestro. Por tanto, parece que los alumnos seguirán tomando clases en casa, con las nefastas consecuencias que eso conlleva y que aquí ya hemos relatado. Los efectos a largo plazo serán devastadores.