POR: JESÚS M. MORENO MEJÍA
“No me dejes morir ahito
de goces y de lágrimas…
Quiero más bien escuchar
el fragor de la batalla.”
Manuel Buendía
A partir de la violenta muerte de que fuera objeto el periodista Manuel Buendía Tellezgirón, hace 37 años en la CDMX, y hasta el pasado mes de junio, han ocurrido alrededor de 200 asesinatos de periodistas en México.
El periodista Saúl Tijerina Rentería, fue muerto a puñaladas el 22 de junio pasado en Acuña, Coah., y con él suman cuatro los comunicadores victimados en lo que va del presente año.
El número de periodistas abatidos en los últimos 37 años es incierto, ya que existen estadísticas medianamente confiables: según el colectivo “Reporteras en Guardia”, han sido 188 asesinatos del 2000 a 2021, de cuyo total serían 163 del sexo masculino y 25 mujeres.
La organización independiente “Article 19”, por su parte, indica que han sido 140 comunicadores los victimados, de los cuales 129 son hombres y 11 mujeres, aclarando que fueron “en posible relación a su labor”.
La diferencia sería el móvil de cada caso, pues es de suponerse que la mayoría han sido por su labor profesional, mientras que otros por su vida privada, pues no existe una plena seguridad del motivo en la mayoría, ya que el 99 % de los casos no han quedado plenamente aclarados.
Por lo anterior, partiendo del asesinato de Manuel Buendía Tellezgirón, ocurrido el 30 de mayo de 1984 en la CDMX, nos atrevemos a afirmar que de ese entonces a la fecha suman alrededor de 200 periodistas asesinados impunemente.
Solamente puntualizaremos que los 4 colegas que han muerto en este año, son: Edgar Leyva Mendoza, baleado el 7 de febrero en Tuxpan, Ver. / Benjamín Morales Hernández, abatido el 3 de mayo en Sonoyta, Sonora / Enrique García García, muerto a tiros el 17 de junio en Metepec, Edo. de México. / Saúl Tijerina Rentería, apuñalado el 21 de junio (su cuerpo fue encontrado en la madrugada del 22), en Acuña, Coah.
MANUEL BUENDÍA TELLEZGIRÓN
Nuestro personaje, fue en su época el columnista más leído, influyente y respetado de finales de los años 70’s y principios de los 80’s, quien fuera abatido a tiros por la espalda el 30 de mayo de 1984, para evitar divulgara los vínculos de funcionarios públicos con el narcotráfico.
“El artero asesinato del columnista michoacano, por un lado, alertó los riesgos que implicaba el ejercicio crítico de la libertad de expresión e información, pero por otra parte estimuló la posibilidad de la investigación periodística”, dijo Omar Raúl Martínez, en su columna “Libreta de Apuntes” de la revista “Comunicación”.
Buendía escribía la columna “Red Privada” en el legendario periódico “Excélsior” durante 8 años, si bien antes recorrió un camino profesional que dio cimiento a su labor crítica. Citamos los detalles más sobresalientes: En 1954 fue reportero de guardia en el diario “La Prensa”, donde luego ocupó varias plazas atendiendo varias fuentes informativas, hasta llegar director de ese periódico, teniendo apenas 34 años de edad.
Poco tiempo después dirige el semanario “Crucero” y en seguida le da por incursionar en el área de Comunicación Social; posteriormente se desempeñó en la docencia. De hecho, el periodismo y la enseñanza fueron dos vocaciones que Manuel Buendía alternó en sus últimos ocho años de vida.
Su columna “Red Privada” no sólo era publicada por “Excélsior”, sino también en 60 periódicos del país, haciendo de su labor la preocupación y el recelo de no pocos políticos y funcionarios públicos; incluso de agentes de investigación y espionaje extranjeros, entre otros personajes.
Dado su prestigio y notoriedad en el periodismo nacional, en 1977 se hace acreedor al Premio Nacional de Periodismo, en el género de comentario político.
Comenta el referido Omar Raúl Martínez, lo siguiente: “Si Buendía hubiese querido ser complaciente con los poderosos habría amasado una fortuna. Pero al final de sus días rechazó grandes y pequeñas concesiones, pues en su opinión el periodismo no da para enriquecerse, ni ocupando los mejores cargos”.
El propio Manuel Buendía afirmaba: “Para no pocos funcionarios, los periodistas somos un insoluble acertijo y jamás atinan a llevar el mejor tipo de relaciones con nosotros. Unos tratan de someternos, otros de ganarnos, y los más de corrompernos”.
Manuel Buendía sabía de los riesgos que implicaba tocar intereses delicados o sensibles en su columna, pero los asumía de acuerdo a versos de él que en síntesis decían: “No dejes que me sorprenda el fin, meciéndome en la telaraña de una insulsez. Quiero más bien escuchar el último fragor de la batalla”. Y lamentablemente murió de cinco disparos que un hombre le hizo por debajo del chaleco antibalas que traía el periodista.
Después de 4 años y nulos avances, la familia Buendía y un grupo de periodistas que daban seguimiento al caso del asesinato del columnista, exigieron al presidente Miguel de la Madrid designara un fiscal especial para dar con los asesinos material e intelectual del periodista.
El fiscal designado fue Miguel Ángel García Domínguez, y su oficina logró 15 meses después solicitar, la orden de captura de Antonio Zorrilla Pérez, director de la Dirección Federal de Seguridad, y por indagatorias se estableció que en dicha dependencia se otorgaba protección a los narcotraficantes Ernesto Fonseca Carrillo (a) “Don Neto”; Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero.
Posteriormente, Antonio Zorrilla Pérez fue condenado por la autoría intelectual del homicidio de Manuel Buendía, y a uno de sus agentes, Rafael Moro Ávila, como el ejecutor del homicidio, si bien éste último apareció muerto a puñaladas en Zacatecas, tres días después del asesinato que se le atribuyó después.
El caso Buendía será llevado a la “pantalla chica” (Neflix), a partir del 14 de julio de este año a manera de documental, como una de las historias que más ha intrigado a la opinión pública, cuyas preguntas y respuestas aún siguen pendientes.
¡Hasta la próxima!