POR: AGENTE 57
Arrancamos… Hoy podemos escuchar en la radio críticas muy fuertes al desempeño del Presidente de la Republica. En los periódicos podemos leer artículos que muestran los abusos que cometen los personajes de nuestra vida política. Gobernadores, diputados, secretarios de Estado y hasta el mismo titular del ejecutivo, todos están bajo la lupa de los periodistas. Los medios de comunicación se han convertido en testigos críticos de los errores y abusos que comete el gobierno. El artículo 7 de nuestra Constitución afirma que ninguna ley o autoridad nos puede limitar la libertad de escribir y publicar nuestras ideas y opiniones. Los únicos límites a la libertad de expresión son los que impone el respeto a la vida privada de las personas, la moral y la paz pública. Esto significa que sólo se pueden prohibir expresiones que ataquen la vida familiar de un funcionario, pero en lo que respecta a su actividad política, los periódicos, la radio y la televisión tienen el derecho a criticar y expresar sus opiniones. Todo esto es muy sano para la construcción de la democracia mexicana, pero tenemos que recordar que las cosas no siempre fueron así. La libertad de expresión fue una de las tantas promesas incumplidas de la Constitución. La ley decía una cosa, pero en la realidad la situación era muy distinta. Durante la mayor parte del siglo XX y el XXI, no existió una verdadera libertad de expresión en México. El gobierno tenía el control de la producción e importación de papel, lo cual le daba el poder sobre la materia prima con la que se editan los periódicos. En la televisión, la falta de una competencia abierta entre gobierno. Existían periódicos, radio y televisión, pero el gobierno tenía un control casi absoluto sobre los medios de comunicación. La mayoría de los periódicos se dedicaban a echarle flores al gobierno y al presidente. No hace mucho tiempo los caricaturistas políticos no podían publicar dibujos y hacer chistes sobre el Presidente de la República. Los políticos de oposición no tenían acceso a los medios masivos de comunicación. Los periodistas críticos que luchaban por defender el derecho a la libertad de expresión tenían que nadar a contracorriente para enfrentar la censura y las presiones. Como ejemplo de los antiguos controles del gobierno sobre la libertad de prensa, hay una anécdota gracias que ocurrió durante el sexenio del Presidente Gustavo Díaz Ordaz. El 23 de junio de 1966, dos fotografías ocuparon la primera plana del periódico El Diario de México: en una imagen aparecía Díaz Ordaz con algún miembro de su gabinete, en otra dos changos que eran nuevos residentes del Zoológico de Chapultepec. Por un error de imprenta del pie de la foto del presidente decía: “Estos changos fueron colocados ayer en sus respectivas jaulas.” Bajo la foto donde aparecían los changos se mencionaba que el presidente se reunió con personajes de la vida política nacional. Al parecer a Díaz Ordaz no le hizo mucha gracia el asunto. A los pocos días del error, el titular del periódico decía: “El presidente Díaz Ordaz ordena la muerte de El Diario de México.” Por el error en la foto de los changos, el periódico tuvo que cerrar sus puertas. El periodista Francisco Zarco dijo en 1857: “Deseo defender la libertad de prensa como lo más precioso de los derechos del ciudadano y sin la cual son mentira cualesquiera otras libertades y derechos.” Los ciudadanos, las elecciones, el derecho al voto, el reconocimiento a la soberanía popular, todos estos son elementos necesarios para construir un país democrático. La libertad de expresión es también uno de los ingredientes fundamentales de la democracia. Si los ciudadanos no tienen la libertad de expresar sus opiniones abiertamente, entonces no puede haber democracia. Si la prensa, la televisión y la radio solo resaltan los aciertos del gobierno y esconden sus errores, entonces la democracia es una farsa. La libertad de expresión es un valor muy importante para que funcione la división de poderes entre el ejecutivo y el legislativo. Gracias a la libertad de expresión los diputados pueden criticar al presidente desde la tribuna y ninguna autoridad puede limitar el derecho a manifestar su opinión. Aun cuando tengamos un gobierno muy bueno que trabaja por el bien de todos, siempre habrá la voz de alguien que no piensa igual a los demás y esa persona tiene todo el derecho a expresar su opinión. Se utiliza la palabra “disentir” cuando alguna persona o grupo de personas no piensa igual que la mayoría. En menos palabras, disentir es estar en desacuerdo. En un país tan grande como México, donde vivimos más o menos 100 millones de personas, es normal que no todos estemos de acuerdo con la forma en que se hacen las cosas. La democracia no es sólo el gobierno donde manda la mayoría sino donde se respetan la voz y los derechos de las minorías. Una de las mayores virtudes de la democracia es que a pesar de no pensar todos de la misma manera, todos tenemos derecho a expresar nuestras opiniones y, más allá de nuestras diferencias, encontrar la manera de vivir juntos y en paz. La democracia es la forma ideal de gobierno para un país tan plural y diverso como el nuestro. MI VERDAD. – En el gobierno de la 4T se practica la democracia, no hay censura a los medios de comunicación.