POR: PEDRO BELMARES O.
Este diciembre fue bello en muchos sentidos, aunque puede parecer muy común cenar y abrir los regalos que es solo lo que hacemos en familia, el fin de año es totalmente diferente, porque llegan mis tíos, mis primos y mis sobrinos los más pequeños, y la casa luce diferente, estamos todos en la casa y por eso no hay frío, hay calorcito que hacemos entre todos.
Ellos hacen un esfuerzo inmenso de venir desde tan lejos; algunos, de la Ciudad de México; otros, de ciudad Juárez, Chihuahua, y se agradece que no nos abandonen en estas épocas decembrinas para no sentirnos tan solos. Me ha tocado en años anteriores que no puedan venir y es muy triste para nosotros estar lejos de ellos.
La foto que nos tomamos este año fue totalmente distinta: todos estamos contentos, yo creo que esa tradición de juntarnos no debería de acabar nunca, aunque ya no estemos algunos porque así es la vida.
En verdad deseo en el fondo de mi corazón que la tradición siga por muchos años, que el amor que nos tenemos trascienda de generación en generación.
Mis abuelos maternos deben estar muy dichosos por lo que sembraron en nuestros padres y en sus nosotros; ese amor tan grande.
Yo quisiera agradecer a mis padres y a mis tíos porque siempre se reunían, aunque hubiera mil problemas ellos vienen de tan lejos, y nos han enseñado que la familia es primero y eso se les agradece.