Torreón, Coahuila.–
Es una lucha que se viene librando ya desde hace más de un siglo, desde principios del siglo XX para ser exactos, cuando las mujeres empezaron a reclamar, principalmente en Europa, el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos. Las mujeres se sublevaron ante el papel secundario y de servilismo que desde tiempos antiguos les había otorgado por los hombres como una posesión más a la que podían tratar y desechar como les viniera en gana.
En Estados Unidos, también a principios del siglo pasado, Nueva York y Chicago celebraron el 28 de febrero de 1909, una conmemoración a la que denominaron Día de la Mujer, organizada por mujeres socialistas, y un año más tarde, en Copenhague, Dinamarca, con la asistencia de mujeres de más de 17 países, se proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Finalmente, en 1975, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), proclamó el 8 de maro como el Día Internacional de la Mujer, fecha que es reconocida a nivel mundial como el día de la lucha por la igualdad y empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos. Cierto es, que, más de un siglo después, la lucha está lejos de terminar, pues si bien se ha avanzado de forma significativa, también quedan pendientes que es primordial soslayar para lograr una sociedad equitativa.
VIOLENCIA QUE NO PARA
En entrevista con Sin Censura, Ariadne Lamont, integrante de la Red de Mujeres de la Laguna, confirmó que, a raíz del confinamiento a causa de la pandemia SARS COV 2, la violencia de género aumentó, y añade: “desde hace un año que nos confinamos ya habíamos dicho las feministas que iba a aumentar la violencia, y efectivamente aumentó porque las mujeres están confinadas con su maltratador”.
Asimismo, dijo, derivado de las “medidas de sana distancia las autoridades dejaron de dar atención a las mujeres maltratadas”, y citó como ejemplo el caso de una mujer que requería de manera urgente apoyo para su hija menor de edad, “pero le dijeron que no, por la pandemia. Tuve que hablar con la coordinadora de los Centros de Justicia en Saltillo para que le dieran atención a la señora, debido a que se trata de un caso muy urgente.
“Entonces, por un lado, aumenta la violencia y por el otro las autoridades no tienen es sentido de urgencia”, con lo que la problemática de la violencia se ha agravado en los últimos doces meses, lo que tendrá sin duda consecuencias importantes en el futuro por la falta de atención a las víctimas de la violencia.
Lamont Martínez agregó: “entiendo que les de miedo, entiendo que no quieran contagiarse y por eso reciban poca gente, pero traen a las señoras a vuelta y vuelta. En estos días, he tenido señoras que van una vez y van otra vez y ya fueron al juzgado, ya fueron al centro de justicia y las traen de lugar en lugar y no las atienden”.
Lo anterior, dice, es consecuencia de un evidente “aumento de la violencia, no solo en los hogares, también en los trabajos. Tenemos muchos casos de mujeres que son víctimas de hostigamiento sexual en su trabajo, donde se supone que debes estar protegida porque hay reglamentos, hay códigos, simplemente porque se trata de lugares públicos, pero no, en los trabajos, incluyendo los trabajos de gobierno, que es todavía más grave, hay acoso y hostigamiento contra las mujeres, y en vez de protegerlas nada más las cambian”.
De igual manera, la entrevistada señala que la violencia sexual también ha ido en aumento: “ha aumentado el número de violaciones, el número de abuso sexual (tocamientos), y quién sabe por qué los ministerios públicos parece que tienen como regla general que no avancen esos casos, que no progresen, porque yo no he conocido un solo caso en que el delincuente que lo cometió de verdad se le procese y alcance justicia la víctima y el fulano vaya a prisión; no, quedan libres y a la víctima se le dice que ya pasó tiempo, que no se puede comprobar, que no hay datos suficientes, y no les pasa nada, entonces, también en delitos sexuales la víctima se queda sola frente a la sociedad, frente al estado, un estado que tolera y es cómplice”.
De hecho, afirma Lamont Martínez, esa “tolerancia” por parte de la sociedad y el estado es la raíz del problema: “la violencia feminicida es consecuencia de esa tolerancia, y la violencia feminicida fue la causa por la que pedimos, en el 2017, la alerta de género. Cuatro años después, las cosas siguen igual, la gente no entiende, los hombres no entienden, las autoridades no entienden y las mujeres, niñas y niños, siguen siendo víctimas de violencia”.
De tal suerte, que la violencia no para, no se detiene, y si bien es cierto que los avances han sido significativos, los pendientes son más, pues mientras exista violencia, un solo caso de abuso, de violación, una sola muerte feminicida, entonces, quiere decir que seguimos teniendo trabajo qué hacer, pues el objetivo final debe ser la erradicación de la violencia en todas sus formas.