POR: ABEL ALCALÁ H.
La paz es como el calor, cuando hay ausencia del calor aparece de inmediato el frio, la analogía entre paz y calor, en parte igual y en parte diferente, nos ayuda para valorar la importancia de la paz tanto en la persona como en la comunidad.
La paz es el valor-virtud que evita o disminuye las riñas, los pleitos y las confrontaciones entre personas y comunidades locales e internacionales. Recordemos que el único ser que puede pensar, expresar y obrar el bien o el mal contra sí mismo y contra sus semejantes es el hombre.
Ahora veamos la paz individual, por lo general hace referencia a un estado interior desprovisto de pensamientos y sentimientos agresivos como el odio o la furia. Una persona en paz es aquel que está tranquilo consigo mismo y, por lo tanto, con los demás.
En tanto que la paz social no se define por la ausencia de guerra o de conflictos sino por la presencia de la justicia social y el bienestar, por la satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas y grupos sociales, tanto en sentido espiritual como material. La paz es vista como acción constante, como una tarea sin tregua ni punto final; la paz social se construye cada día y durante el día.
No puede haber paz social donde hay personas, familias y comunidades viviendo en la miseria, marginados, excluidos y tratado con injusticia, prepotencia y odio.
Cuando no hay paz individual y social surge de inmediato la violencia que es el uso intencional de la fuerza física, psicológica, amenazas contra uno mismo, u otra persona, un grupo o una comunidad, que tiene como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, la miseria, problemas de desarrollo o la muerte.
La o las personas que no conocen el valor de la paz y no tienen la virtud de la paz son individuos violentos y promotores de la violencia social, se dedican a sembrar odio, discordia, resentimiento y venganza entre los mexicanos.
Su enfermedad de la violencia la han desarrollado a tal nivel que son violentos con sigo mismo, con sus seres más cercanos sea la familia sanguínea o política, vecinos y comunidad, son los promotores del aborto, del suicidio, pederastia y todo lo que atenta contra la vida.
Mientas que la educación fundada en la verdad, el bien, la belleza forma personas virtuosas para la paz; las Ideologías son promotoras de individuos vicios inclinados a la violencia; la hipocresía son los que se oponen a la pena de muerte y luchan por implantar el aborto y la eutanasia, etc.
Sabemos que construyendo la paz social somos la inmensa mayoría la que gana y que los generadores de la violencia son una minoría y con sus acciones todos salimos perdedores.
La tarea para los mexicanos que aman a su patria es construir una sociedad basada en los siguientes valores-virtudes: servicio a los demás; compartir entre todos; orden y respeto a la vida en comunidad; evitar y disminuir la miseria entre los mexicanos; respeto a la dignidad de la persona; honestidad en las palabras y obras; rechazo a cualquiera forma de violencia descarado o simulada y trato justo entre las personas y los gobernantes.
Hay una sentencia que entra sin necesidad de calzador al tema: “Quien siembra vientos cosecha tempestades, advierte y adivina que todas nuestras acciones en la vida generan consecuencias. Sembrar odio, enfrentamiento, discordia entre los mexicanos proviene de individuos enfermos y psicópatas y de esas acciones van a cosechar, tarde o temprano, repudio y rechazo hacia su persona
Para construir la paz social el amor del mexicano debe ser más fuerte e intenso que su resentimiento y sed de venganza.
“Entre las personas como entre los pueblos el respeto a la dignidad humana es la paz social”, usted lector dice la última palabra.