POR: ABEL ALCALÁ H.
Con demasiada frecuencia el término política es mal usado, confundido y equiparado con definiciones, conceptos y expresiones equivocadas de tal manera que para una mayoría de personas la política les resulta repulsiva y nociva.
Ante esa actitud social es saludable y beneficioso darle a la Política su verdadero concepto, su significado y mencionar el perfil que deben desarrollar las personas que a ella se dedican, para evitar caer en los escenarios que nos previenen las siguientes sentencias; No mezclar las paridas con las preñadas y no confundir la magnesia con la gimnasia.
Sobre la Política se declara: Es la ciencia que investiga los bienes, los mejores bienes para una comunidad de personas, también se manifiesta que es la ciencia que investiga la forma de gobierno ideal y la forma de gobierno posible para la comunidad y finalmente que es la ciencia (arte) que muestra cómo gobernar a la comunidad.
Luego, debe quedar muy claro que la Política es una ciencia teórica-práctica de la vida en comunidad, para armonizar cordialmente las relaciones entre seres humanos heterogéneos. Entonces la Política se encarga de la implementación del bien común en el pueblo, de proponer el mejor gobierno posible y de educar en el Arte de Gobernar a las personas que desean dirigir la comunidad.
Debemos por y para nuestro bien reivindicar a la Política y desenmascarar a los individuos que alevosamente la han usurpado para su muy particular beneficio y que son conocidos como demagogos.
Los demagogos se dedican a conseguir el poder político que consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica, la desinformación, la agnotología y la propaganda política.
Mientras que las personas que se dedican a la Política son virtuosas, los demagogos son individuos vicios y por lo tanto indignos de ocupar cargos o representaciones en las instituciones públicas.
Tengamos muy claro que dependiendo de quién o quiénes estén al frente del gobierno y sus instituciones; políticos o demagogos, así será la suerte que corra ese pueblo; vida digna o vida miserable.
Veamos lo siguiente: la mejor Política debe estar puesta al servicio del Bien Común, los demagogos utilizan a los débiles y miserables para sus fines y para los intereses económicos trasnacionales.
El político respeta y protege siempre y de manera constante la dignidad de la persona humana, el demagogo cosifica, instrumentaliza a las personas para explotarlas en su beneficio propio.
Al político, en todo momento, le interesa y trabaja para el desarrollo y progreso de su pueblo, el demagogo tiene puestos sus ojos en las acciones que le generen clientelismo electoral para con votos mal habidos perpetuarse en el poder o cargo.
Para el Político es vital que a nadie le falte los bienes necesarios para vivir dignamente y es su prioridad que todos tengan acceso al trabajo no solo para ganarse el sustento, sino que también sea cauce para su crecimiento personal y vivir totalmente integrado a la sociedad, para el demagogo la sociedad es tan solo una suma de intereses y en la cual cada uno debe obtener individualmente la mayor ganancia posible y el mayor poder.
El político siempre mantiene a la economía y los intereses de grupos dedicados a la especulación por debajo de la moral, el derecho y la política, el demagogo sobrepone a la economía y sus intereses de ganancias rápidas y abusivas sobre la dignidad humana.
Está en nuestras manos (votar) llevar a políticos comprobados y dignos a los cargos y representaciones de gobierno, así y sólo así viviremos dignamente.