POR: EDUARDO GRANADOS PALMA
Analista internacional en Seguridad Pública,
Inteligencia y Defensa.
www.ciasid.org
La guerra nuclear con China o Rusia es una posibilidad muy real, aunque la perspectiva es actualmente baja, no es imposible, particularmente en una crisis. China y Rusia han comenzado a desafiar agresivamente las normas internacionales de formas no vistas desde el apogeo de la Guerra Fría incluyendo el aumento de los ciberataques y las amenazas en el espacio así como su inversión en armamento avanzado, como las armas nucleares. La aceleración de las capacidades estratégicas de Rusia y China y la constatación de los progresos que han podido realizar son aleccionadores. China sigue dando saltos tecnológicos en sus capacidades en todos los ámbitos. En todos sus sistemas de armas convencionales, sigue invirtiendo importantes recursos en sistemas hipersónicos y de misiles avanzados, así como ampliando sus capacidades espaciales y contraespaciales. Y aunque China ha mantenido una política de “no primer uso” en lo que respecta a las armas nucleares desde la década de 1960, ha seguido, sin embargo, una acumulación de capacidades avanzadas. Existe una posibilidad real de que una crisis regional con Rusia o China pueda escalar rápidamente a un conflicto con armas nucleares, si perciben que una pérdida convencional amenazaría al régimen o al Estado”, continuó. En consecuencia, el ejército de EE.UU. debe cambiar su suposición principal de ‘el empleo nuclear no es posible’ a ‘el empleo nuclear es una posibilidad muy real’, y actuar para enfrentar y disuadir esa realidad. No podemos abordar la disuasión nuclear de la misma manera. Debe adaptarse y evolucionar para el entorno dinámico al que nos enfrentamos. Hace unos días, el Secretario de Estado de EE.UU. anunció que la Casa Blanca y el Kremlin han prorrogado por cinco años el Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START). El presidente Joe Biden, se comprometió a mantener al pueblo estadounidense a salvo de las amenazas nucleares restaurando el liderazgo de nuestro vecino del norte en el control de armas y la no proliferación. Estados Unidos ha dado el primer paso para cumplir esa promesa al prorrogar por cinco años el Nuevo Tratado START con la Federación Rusa. El Nuevo START se firmó en abril de 2010, poco después de la expiración del tratado START I entre Estados Unidos y la URSS. El acuerdo establece un tope de 1.550 en el número máximo de ojivas nucleares estratégicas que cualquiera de las partes puede tener desplegadas. Después de que la administración del ex presidente Donald Trump retirara a Estados Unidos del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, el nuevo START es el último pacto de reducción de armas que queda entre los antiguos rivales de la Guerra Fría. El presidente Joe Biden ha reiterado que durante sus primeros 100 días de gobierno y entre otras tareas, regresará al acuerdo para frenar la carrera nuclear de Irán, suscrito en 2015 entre Irán y Francia, el Reino Unido, Rusia, China, Alemania, la Unión Europea y Estados Unidos. En su momento, ese grupo de países entendió que había que tener bajo la lupa a los iraníes, pues un Irán con armamento nuclear pudiera poner en jaque a medio mundo. La firma del acuerdo supuso el desbloqueo a Irán de los más de US$ 100.000 millones retenidos en activos. En mayo de 2018, el presidente Donald Trump, decidió salir del acuerdo alegando entre otras razones que los servicios secretos de su país recibieron al parecer información de que Irán no ha parado de mejorar su capacidad misilística, la de su armamento convencional y la de sus cohetes de mediano y largo alcance, y se niega a poner el tema en discusión. Desde mi punto de vista, volver al acuerdo nuclear sin una posición privilegiada de negociación que permita tener un estricto control sobre Irán, sería un error. Considero que las sanciones económicas impuestas a Teherán han dado mejores resultados que el control que se ejercía estando en el acuerdo. Hoy hay tecnología para saber qué están haciendo los iraníes. Biden debería reconsiderar esta propuesta electoral, pues regresar al acuerdo sería un duro golpe para sus aliados en el Medio Oriente: Arabia Saudita e Israel, que entienden que un Irán con fortaleza nuclear pone en riesgo su propia subsistencia. En fin... al tiempo.