POR: JESÚS M. MORENO MEJÍA
“Es más fácil gobernar
un pueblo de idiotas
que un pueblo de
responsables”.
Honorato Balzac
La curva epidemiológica en Coahuila se ha venido manteniendo alta y particularmente en la Región Sureste y la Comarca Lagunera, y por lo tanto el número de contagiados de Covid-19 en lugar de bajar oscila en alrededor de 300 nuevos casos diariamente.
La condición del ser humano, desde que somos unos niños, tiende a buscar culpables en lugar de aceptar nuestra responsabilidad, y no cambia para bien, desgraciadamente, porque en el más de los casos son los padres quienes lo consienten o ponen el ejemplo.
Pues bien, por lo que hace al manejo del control de los contagios del virus Covid-19 (también conocido por el nombre de la enfermedad: SARS-COV2), tenemos que reconocer nuestra responsabilidad como ciudadanos, y de igual manera tiene que hacerlo quienes ejercen la gobernanza.
Existe toda clase de individuos en todo el mundo: los responsables, los medianamente responsables y los totalmente irresponsables. Para evitar el contagio del virus, los primeros siguen las recomendaciones de las autoridades sanitarias, tales como evitar salir de su casa, lavarse con frecuencia las manos y, en caso de tener que salir, usar un cubre boca y guardar la sana distancia; esto lo saben todos, salvo los que son rebeldes, indolentes y según otros que dicen ser muy valientes o fingir demencia.
Ejemplos de quienes no les importa o no creer en los contagios, hay de sobra: los que asisten a reuniones de todo tipo (festejos de cualquier índole), salir a la calle sin cubrirse nariz y boca o colocarlo a medias; estar en fila de espera o en lugares concurridos sin guardar la sana distancia, negarse a usar gel antibacterial, entre otras actitudes negativas.
En cuanto a gobernanza se refiere, hay autoridades que pasan por alto lo que es recomendable hacer por el bien común, pues anteponen sus intereses facciosos (partidistas, para que mejor se entienda), que la salud de sus gobernados.
Otros prefieren señalar culpables a otras instancias oficiales de que exista un alto número de gente contagiada que aceptar su responsabilidad, y esto ocurre lo mismo a nivel local, nacional y mundial, y para ello apelan a toda clase de estrategias:
Por ejemplo, si las autoridades federales establecen un mapeo de la nación por zonas de alto riesgo (dado el alto número de contagios diarios, sin señales de que la curva estadística tienda a bajar), el gobernador del estado ordena que se contradiga a los funcionarios federales que señalan al estado en “semáforo rojo”, que se sostenga está en “naranja”.
En un breve resumen de los contagios ocurridos en Coahuila, del miércoles 13 al 19 de enero del presente año, oficialmente se dio a conocer que el día 13 hubo 300 nuevos contagiados; el jueves 14 bajaron a 241; el viernes 15, subieron a 330; el sábado 16, nuevamente 330; el domingo 17, sube a 350; el lunes 18, baja a 299, y el martes 19, llegan a 328, en tanto se acumulan 4,635 fallecimientos por SARS-COV2 en la entidad.
Lo números anteriores son los que se dan a conocer dentro del Plan Estatal de Prevención y Control Covid-19 del Gobierno de Coahuila, pero hay quienes afirman que las cifras están “rasuradas”, pero como no hay pruebas de ello a la mano, consideramos válidas las oficiales.
Lo que sí podemos opinar es que no ha existido un efectivo control para evitar los contagios en la entidad, particularmente en las regiones NE y La Laguna, donde los números de gente contagiada se disparan como si fueran balas de arma de fuego automática, sin disminuir la constante.
En Chihuahua y Durango se llegó a considerar que habían llegado a la categoría de riesgo máximo (semáforo rojo) y se establecieron las medidas de control correspondientes, y actualmente esas dos entidades están en riesgo medio (amarillo) y riesgo alto (naranja), respectivamente.
En cambio, en Coahuila las autoridades estatales y municipales, que no aceptan el semáforo rojo, parece ser que es para evitar dañar al sector económico y al partidistas, así se tenga que pagar una factura mayor en materia de salud pública. ¿Se imaginan al gobierno ordenando detener en estos días campañas políticas, comercios e industria fabril?
¡Hasta la próxima!