Torreon, Coah.
Edición:
02-Dic-2024
Año
21
Número:
929
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LA NUEVA MANERA DE VER EL MUNDO / 765


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Por:
Sin Censura
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22-11-2020
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Edición:

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POR: MIGUEL ÁNGEL SAUCEDO L.

México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil. Emilio Azcárraga Vidaurreta.

No es solamente Daniel Bisogno, quién finalmente ha sido respaldado públicamente por su patrón Salinas Pliego. No, lo importante es lo que ese y otros sucesos de la vida nacional (que, según algunos, deberían quedarse en las planas de los tabloides que viven del chisme y de ensuciar famas ajenas) muestran porque expresan la manera en que una sociedad se ve a sí misma. Por eso es qué en esos medios, donde todo es trivialidad y jocosidad sin relevancia aparente, puede observarse la manera en que México se mira o, por lo menos, la manera en que muchos mexicanos ven a los otros mexicanos.

Se trata de una mirada construida a partir de los años en que nuestro país se abrió al mundo, una época en la que el capital buscaba afanosamente nuevos espacios para multiplicarse, aunque para eso tuviera que derribar las defensas que cada país había construido para salvaguardar su economía, su identidad. Soberanía le llamaban algunos, mientras que para otros solamente significaban restricciones para hacer negocios. Éramos un país de instituciones, conservador, tradicional, con medios de comunicación acomodaticios que lo mismo se subordinaban a la iglesia que a la presidencia de la República, dos de las más poderosas instituciones de entonces. La vida privada de los demás, especialmente de las figuras públicas circulaba subrepticiamente, sin llegar a las pantallas ni a los diarios.

Sin embargo, ahora las trivialidades de la vida privada de quienes se han convertido en íconos de la vida pública nacional sirven para observar cómo se han transformado los intereses de la gente común, ese “pueblo bueno” que a diario se dedica a trabajar, a producir, a generar todo eso que hace que la patria siga funcionando, independientemente de lo qué a ellos, que también son patria, les suceda. Así, la gente acude con puntualidad, digna de mejores causas, a la pantalla chica para ver y escuchar los dimes y diretes de aquellos a quienes cotidianamente ve representar vidas que no son sus vidas.

Por ejemplo,¿Desde cuando se volvió importante lo que suceda entre John y Sabina? ¿Quiénes eran, para ese “pueblo bueno”, John Ackerman y Sabina Berman hasta antes de su diferendo ventilado en vivo y a todo color, lo mismo en televisión que en plataformas de las redes sociales? El programa de televisión que ofrecían en canal 11 no era para la gente común, no era para aquellos que el Tigre Azcárraga llamaba una clase que “no tiene otra manera de vivir o de tener acceso a la distracción más que la televisión”.

Por eso cuando John y Sabina descienden al mundo de las “benditas redes sociales”, el espacio en el que Daniel Bisogno se puede dar el lujo de mostrar su desprecio a los pobres (“muertos de hambre”, les llama a los seguidores de AMLO), muestran que su manera de ver el mundo no es tan diferente a como lo ven quienes lo miran a través de la televisión. La simbiosis entre televisión y audiencia ha sido tal que antes Azcárraga, como ahora Salinas Pliego, se daba el lujo de decir “si no les gusta, cambien de canal”, como si hubiera alguna diferencia en calidad de contenidos entre las dos televisoras que, desde sus pantallas han ayudado a construir esa nueva manera de ver el mundo.

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