Torreon, Coah.
Edición:
09-Dic-2024
Año
21
Número:
930
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COVID-19 es un duro golpe a la salud y al bolsillo: pacientes / 765


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Por:
Sin Censura
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22-11-2020
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Edición:

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POR: REDACCIÓN

Torreón, Coahuila.-

Mucho se ha dicho y escrito acerca de los daños y secuelas que puede generar el virus SARVS COV 2, en quienes lo padecen, y que mas allá de los síntomas que ya todos conocemos, en algunos casos deja secuelas a largo plazo, principalmente en los pulmones en forma de una fibrosis, y, por supuesto, cuando se presenta con otras enfermedades como hipertensión o diabetes, llega a ser fatal.

Pero hay un aspecto del que poco se habla pero que están padeciendo muchas familias que tienen dos o hasta tres enfermos en la familia: el COVID-19 es una enfermedad costosa de tratar. Es verdad, no hay vacuna, pero a los pacientes, dependiendo del médico tratante, se les recetan varios medicamentes que coadyuvan en su recuperación, y que no son nada accesibles.

De lo anterior da testimonio Claudia, mujer de torreonense de 30 años, quien en entrevista con este medio confirma que la enfermedad no solo le pegó en lo físico y emocional, sino también representó un reto financiero que no fue sencillo de afrontar, y que no ha concluido, pues aun le falta volver a hacerse la prueba para confirmar que ha superado la enfermedad, lo que representará otro desembolso importante para ella.

“Todo inició hace tres semanas –relata en entrevista para Sin Censura-, cuando empecé a sentir dolores de cabeza muy fuertes que no se me quitaban con nada, pero yo lo atribuía al trabajo y a que estaba durmiendo poco por terminar lo que tenía pendiente”. Pero los síntomas, más que desaparecer, fueron en aumento, y a las cefaleas se sumaron otros que la hicieron consultar con un médico, quien primero le dijo que lo más probable era que fuera dengue, pero “me dijo que de todos modos me hiciera la prueba de COVID-19, por la que pague 2 mil 500 pesos, y salí positiva”.

Claudia no lo podía creer, si algo había tenido durante la pandemia había sido un cuidado extremo para no contagiarse. Era raro que saliera de casa y cuando lo hacía usaba cubre bocas, siempre traía gel y desinfectante a la mano y al regresar a su hogar, “literalmente, me bañaba en sanitizante de los pies a la cabeza”. De tal manera que cuando se confirmó el diagnóstico “fue un choque de sentimientos que iban del enojo a la impotencia y luego a la tristeza, porque no entendía cómo era posible contagiarme si me cuidaba tanto; sí me pegó mucho en lo emocional”.

Pero no fue solo eso: “te pega bien duro en lo económico”, añade, y explica: “hay medicina que es muy difícil de encontrar por la demanda que hay, y aparte que es cara, te cuesta 400 pesos la caja y además trae pocas pastillas y tienes que comprar más de una, entonces, pues sí, sale caro”. Asimismo, tuvo que realizarse exámenes de sangre para saber si su cuerpo estaba reaccionando de manera correcta al tratamiento, los cuales tuvieron un costo de mil 600 pesos.

Cabe señalar, que en un principio Claudia solicitó el apoyo de la secretaría de Salud para hacerse el examen en el sector público sin costo, pero, afirma: “me contestaron 12 días después, ya en ese entonces yo me había hecho la prueba en un laboratorio privado, donde te cobran dos mil 500 pesos, y pues tampoco me programaron una cita ni nada, solo me dijeron que me resguardara y me medicara, me dieron el nombre de unas medicinas y fue todo, no hubiera resuelto nada si me espero a recibir apoyo de la secretaría de Salud”.

Pero además está el aspecto familiar: como madre de familia, Claudia tuvo que dejar a su hijo de tres años con sus papás para no ponerlo en riesgo, lo que, obviamente, “fue algo durísimo porque ninguna madre se quiere separar de sus hijos, y desde hace tres semanas que no lo veo y no es nada fácil”.

De tal manera que contagiarse fue un golpe duro, dice, en todos los sentidos: emocional porque siempre fue una persona extremadamente precavida; familiar por la separación de su hijo; y económica porque solventar los gastos generados por su atención médica consumieron sus ingresos de un momento a otro, y aunque como maestra sabe que tiene un sueldo seguro, el elevado costo de los medicamentos convirtió su enfermedad en toda una odisea: “afortunadamente hubo personas muy cercanas a mí que me estuvieron apoyando para comprar algunas medicinas porque no alcanzaba, y ya hasta debo todo el sueldo de la próxima quincena y perdí clientes de mi negocio personal (en sus ratos libres se dedica a la elaboración de repostería), y todo eso sin contar los síntomas porque no quieres que te dé ni la luz del sol porque el dolor de cabeza es muy fuerte; no te puedes ni levantar de la cama; fiebre altísima; ardor en la nariz cuando respiras; no puedes respirar porque te congestionas; pierdes el apetito, el olfato, el gusto; y esos síntomas te duran entre 10 y 12 días; por eso no entiendo que haya gente que anda como si nada pasara. Yo hubiera querido no tener que pasar por todo esto, y ahora me voy a cuidar mucho más”, concluyó.

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