POR: PEDRO BELMARES O.
Hace mucho no veía una persona tan centrada y tan cercana a Dios. Es un joven como de unos 30 años, que trabaja todos los días en un café a donde voy no muy seguido. Este joven siempre nos saluda con afecto.
Hoy pudimos platicar con él, nos habla de las grandezas de Dios y todo lo que él hizo por nosotros; él me dijo una cosa que me dejó pensativo, dice que uno mismo se aleja de Dios porque no oramos, solo le pedimos cosas para que nos ayude.
Nos hemos olvidado de Dios y no él de nosotros, cuando alguien te habla de la biblia intentamos rechazar esa persona porque en verdad no nos importa la palabra de Dios, nos interesa más lo que nos pasa ahorita, nos interesa más la comunicación con los demás, pero la comunicación con Dios ya la hemos perdido.
Esa conversación con ese joven me dejó pensando que también yo me he alejado de Dios, que no le rezo en las noches. Ha pasado que muchos jóvenes prefieren ser ateos o creer en muchas estupideces, tal vez los padres han intentado acercarlos a la iglesia, pero muchas ya son un caso perdido.
Agradezco las enseñanzas que me dejaron sus palabras de ese joven del café. Y me pregunto que por algún motivo que desconozco por qué él se ha acercado a Dios y el resultado que es una buena persona.
Yo quisiera ser como él, como un vaso nuevo, yo quiero ser señor amado, como el barro en manos del alfarero, toma mi vida hazla de nuevo.
Pero la verdad no todos queremos aceptar lo que Dios nos haga para cambiar y llevar una vida a su semejanza de él, son pocos los que si cambian para renovar su vida junto a Dios.