POR: GUILLERMO OROZCO R.
La sección 35 del SNTE tiene su sede en la Ciudad de Torreón, es una sección sui géneris, agrupa a los maestros federales de la comarca lagunera, tanto de Coahuila como de Durango. Su práctica política no es diferente a las demás secciones sindicales del país, así se ha acostumbrado a lo largo de la existencia del gremio desde 1943. Es una organización blanca, sumisa, servil a los gobiernos estatales y sobre todo con una dirigencia muy corrupta. Tal y como se lo mandatan desde el Comité Ejecutivo Nacional por parte de la línea oficialista.
Los líderes seccionales de la 35, pregonan que tienen que “negociar” los apoyos al magisterio que representan en dos entidades y que eso les genera mucha dificultad, cuando en la práctica la negociación consiste sólo en asistir a firmar las respuestas de los mandatarios en turno, mismas que ya les tienen elaboradas.
En el caso de Coahuila siempre ha sido así, pues a pesar de los cambios en el escenario político nacional los dirigentes de manera oficiosa se ostentan como “soldados del PRI”, mientras que por el lado de Durango así fue hasta antes del actual sexenio estatal, en donde se dice –pero no se nota- que el mandatario es de extracción panista, los dirigentes acostumbrados al servilismo, simplemente se adaptan al nuevo escenario y siguen obedeciendo a quien esté, -muera el rey , viva el rey- esa es una vieja premisa que ha imperado por siempre en el ámbito sindical del magisterio, o al menos así lo hacen los dirigentes.
En los últimos tiempos esa dirigencia llena de complicidades con los gobiernos de los Estados ha jugado el papel dramático de la obra “el Burlador de Sevilla”; son convidados de piedra en las respuestas de los gobiernos estatales. Son solo invitados por compromiso: son parte de los rituales burocráticos de la SEP y de los gobernadores, son parte de la escenografía para legitimar sus actos en el ámbito educativo.
La Sección 35 ha tenido escenarios de combatividad, pero todos han sido diluidos por el desgaste que representa enfrentarse a un gremio que durante mucho tiempo manejó recursos, plazas, hojas de préstamo, cambios de adscripción, promociones de carrera magisterial y hasta el control férreo de las elecciones en las delegaciones sindicales y centros de trabajo.
Hubo zonas escolares emblemáticas en el campo de la inconformidad sindical, que pocas veces se sometieron a la antidemocracia y corrupción imperante desde siempre en la sección 35, pero eso ya es historia.
A lo largo de su existencia los dirigentes sindicales de la sección comarcana han tenido una historia de saqueo del patrimonio sindical de la que viejos maestros recuerdan: vendieron propiedades del centro de la ciudad de Torreón, acabaron con las tiendas de víveres, tiendas de muebles y han descapitalizado el Fondo de Solidaridad magisterial al que han convertido en su caja chica, a pesar de las prerrogativas que gracias a cuotas sindicales les llegan de las finanzas del comité nacional. Como dice el Presidente AMLO “no tienen llenadera”.
Los anteriores dirigentes seccionales se quedaron cortos ante la actual dirigencia que en mucho los supera las corruptelas del pasado. Hay que aprovechar el hartazgo de los agremiados para que surjan verdaderos liderazgos comprometidos con la base magisterial.
Basta de apatía, hay que estar al pendiente de los procesos de renovación de los seccionales y tener una participación activa en los mismos. Es urgente que surjan nuevos liderazgos comprometidos con la base magisterial.
El terreno está fértil para que las cosas cambien en el SNTE y concretamente en la Sección 35, el nuevo método de elección puede modificar las cosas. El magisterio de base tiene el cambio en sus manos.
Guillermo Orozco Rodríguez.- Noviembre 9 de 2020