Torreon, Coah.
Edición:
07-Oct-2024
Año
21
Número:
921
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MI VERDAD / 755


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Por:
Agente 57
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13-09-2020
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POR: AGENTE 57

ARRANCAMOS… LA TRANSFORMACIÓN OLVIDADA quizá no ha existido mayor transformación en la historia de México que el Porfiriato. Paradójicamente, es el periodo que queda fuera de toda narrativa histórica, como sea para señalarlo como símbolo de la dictadura, de la venta de la patria, del abuso y de la injusticia.. sin embargo, no dejó de ser nunca la continuidad  del proyecto juarista. Esa gran transformación generó Porfirio no entra, evidentemente, en el discurso de las tres transformaciones, cuando es el resultado y consecuencia de esa transformación a la que llamamos Reforma, y es la causa de esa otra transformación a la que llamamos Revolución. Vemos la historia en blanco y negro, y además separamos los episodios entre sí como si fuera posible explicar la evolución y el devenir histórico fuera de la cadena de causa y efectos. Todos memorizamos en la escuela que tuvimos una revolución, que eso fue bueno, aunque dejara tres millones de muertos y desplazados, y que su principal logro fue convertir a México de un país de caudillos en uno de instituciones. Pero una vez más, y como en todo, lo que importa es lo que hay en la mente, y ahí, en la mente colectiva del mexicano, sigue viviendo el caudillo. El caudillismo lo aplicamos para lo bueno y para lo malo, pues además de la eterna esperanza de un salvador, uno solo, que saque a México adelante, también tenemos siempre a un villano, uno solo, que es la causa de todas las desgracias. Tuvimos a Cortés, a Santa Anna y a don Porfirio y, afortunadamente para este último, a Salinas de Gortari. Ahí están los cuatro culpables de todo lo malo que pasa en México., eso no deja de ser pensamiento caudillista. El pueblo mexicano es caudillista por razones simples. Ante todo, así nos ha enseñado la historia, siempre con la imagen del caudillo heroico, al estilo Juárez, el individuo que sin necesidad del pueblo salva al pueblo. Por otro lado, desde tiempos virreinales y hasta el siglo XXI, la deficiente educación mexicana y un sistema político diseñado para que el ciudadano no intervenga han causado precisamente eso: un pueblo poco interesado o poco instruido en términos de política y grandes masas que corean frases. Parte de los problemas del México de la era de Santa Anna fue precisamente el caudillismo, ya que siempre se buscaba a don Antonio para que salvara a la patria. Durante esa etapa, con presidencias de meses, semanas o días, a falta de instituciones, el caudillo era la única opción. A veces parece que nada es distinto en el siglo XXI. Benito Juárez pretendió institucionalizar al país, establecer un proyecto que marchara por sí solo y no dependiera de un individuo en particular, pero al no dejar al poder en quince años, terminó siendo el caudillo. En el año 2000 fue derrotado por primera vez el partido de la revolución y el pueblo esperó que el caudillo que lo derrotó resolviera todos los problemas del país, cosa que evidentemente no ocurrió. En 2018 el partido de la revolución fue derrotado nuevamente, y el pueblo está a la espera de que el nuevo caudillo es una institución dentro de la forma de ser del pueblo mexicano, tanto para seguir al salvador como para buscar al culpable. En realidad, hasta que no saquemos al caudillo de nuestra mentalidad, este país no podrá avanzar y su potencial no pasará de ser el de un rebaño, siempre en espera de que llegue el buen pastor.

MI VERDAD.- Todo es consecuencia de lo anterior, sea como continuidad o como reacción revolucionaria. N.L.D.M.

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